¡A L A L B A!

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“Al alba: Si te dijera amor mío que temo a la madrugada, no sé que estrellas son esas que hieren como amenazas, ni sé que sangra la luna al filo de la guadaña”. Luis E. Aute.

 

                                                Al alba, cinco disparos de venganza, tras su victoria maldita y mezquina, tras  la cosecha de su perversidad y peor conciencia. Odio más odio hasta el empecinamiento final y letal de quienes supieron siempre que tuvieron la fuerza pero que carecían de la razón y la verdad.

 

                                                “ Al alba: Miles de buitres callados van extendiendo sus alas, no te destroza, amor mío, esta silenciosa danza,  maldito baile de muertos, pólvora de la mañana. Presiento que tras la noche”. Luis E. Aute

 

                                                En la noche eles mataron, al alba los remataron. El odio  erigido entre risotadas de alcohol y firmas de sentencias de muerte.

                                                Cuando ya solo queda la muerte y . . . la memoria, irreductible y serena, aún por los miles de desaparecidos, en fosas de vergüenza y olvido, por la reconciliación necesario que la memoria exige, por el respeto y la memoria que nos merecen todos y cada uno de cuantos cayeron ante el horror y la vesania de quienes mataron, ¡hace todavía tampoco!, ¡hace tanto sin embargo!, para ostentar el poder cainita . . . hasta su final humana. . . porque los cinco tiros de gracia sonaron  ¡al alba!, dos meses antes de que muriese el dictador.

                                                ¡Al alba, al alba, al alba, al alba, alba! En la noche de los últimos crímenes dictados y firmados por la ralea de quienes sometieron y no supieron perdonar jamás, ni supieron, ni quisieron  la paz y la reconciliación.

                                                Como había dicho Unamuno ¡Vencieron pero no convencieron!. ¡Jamás!

                                                “Presiento que tras la noche”.

                                                 

 

                                                Torre del Mar     27 – septiembre – 1.975