20/11/08. Cultura. Nació cuando reinaba en España Alfonso XIII, -“mi padre le domó los caballos allá en palacio”- apunta. Cuando se subió por primera vez a un escenario, con 12 años, España era republicana y gobernaba Manuel Azaña. Tras la Guerra Civil, hizo carrera en Madrid acompañando a Pastora Imperio, ha compartido tablas con La Niña de los Peines, Manolo Caracol o Lola Flores, entre otros muchos artistas “de los que ya no queda ni uno”. Se llama Eulalia Romero y le dicen ‘La Gallina’, tiene 83 años, es la más longeva de las cantaoras flamencas. Mañana actúa con el cuadro de Carrete y el grupo Pellizco (ex Mártires del Compás) en el concierto aniversario de ‘Flamenka’ en la Sala Vivero (10 euros las entradas en la tienda y 12 en taquilla el mismo día) para el que EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com ha sorteado una entrada doble entre sus lectores, de la que ha resultado ganadora Miriam Perona Ruiz.
DECIR que Eulalia Romero conserva una energía y una vitalidad que no son propias de su edad sonará a tópico, pero es que es un tópico verdadero, casi milagroso. Lo único que lamenta esta octogenaria artista es “que ya no puedo estar en todos los sitios y me contratan menos, pero la gente entendida me estima a pesar de que no estoy tan puesta, pero no se me ha olvidado el temperamento. Cambian los años pero el sentido, el conocimiento que una lleva por dentro, eso no ha cambiado”.
ASEGURA que su secreto para mantenerse al quite tras 70 años en los escenarios no es otro que “eso que me ha dado Dios en la sangre, de venir de una familia de grandísimos cantaores”. No en vano, su hermano, Rafael Romero ‘El Gallina’, está considerado uno de los grandes cantaores del siglo pasado. Junto a él, y también junto a un elenco en el que estaban figuras como Manolo Caracol “un gitano que era un genio”, Lola Flores “grandísima artista, me entusiasmaba” o Pastora Imperio “la que me dio a conocer”, Eulalia formó parte de aquellos cantaores, guitarristas y bailadoras que se ganaban la vida actuando para la aristocracia del Madrid de la posguerra. ¿El mejor? “Ha habido tantos, pero como cantaba Caracol… es que morían todos los flamencos, era un sello tan natural que nadie lo ha podido comparar”.
“YO al rey le he cantado de príncipe”, dice. “Estoy ya muy acostumbrada. He sabido siempre el público a quien le cantaba, las clases de personas que eran, conozco todos lo palos del cante -permíteme que me eche una flor- y según el personal y la categoría, pues así he cantado, sin salirme nunca de la cosa flamenca claro«