AMANECE

Amanece en silencio,

entre el tráfago recién

madrugado,

un día más, desde la penumbra

sempiterna de los ojos

que callan y hacen por dormirse

un poco más,

siquiera,

tras las legañas que entretienen el despertar

perezoso, ahora que amanece en un suspiro

de miedo,

de reto interrumpido, desde ayer

cuando también amaneció,

sin habernos dejado vencer por la incertidumbre

que se adivina,

entre los cartones ateridos a la intemperie,

entre las sábanas sedosas de lino y perfume,

sobrecogidos bajo el embozo almidonado,

al rescoldo de la humedad recién amada,

apasionada de besos y abrazos,

promesas y susurros de secretos y

promesas,

cuando la soledad aprieta más que a cualquier otra

hora de la jornada que ya ha echado

a andar . . .

y ya no caben más excusas.

 

                                                Madrid     octubre – 2.015