ANTONIO ASENSI SUÁREZ
“EL CHICUELO”
Nace en málaga, a los 18 años viene al barrio. De profesión múltiple: va y viene a Málaga donde trabaja en una platería, también es zapatero, ayuda al copo, pinta las matriculas y decora las barcas, etc. No es extraño este pluriempleo si pensamos que un barrio de pescadores, es decir, de hombres descalzos, poco da a un zapatero.
Chicuelo se casa a los 21 años con Carmen Rojas Navas con quien tiene 9 hijos/as. Su mujer, hija de carabineros y vecina del Palo nos contaba en el año 86,-cuando ya tenia 80 años- que chicuelo no tenia enemigos entre sus vecinos; por el contrario disfrutaba de la amistad y admiración de todos era una persona siempre dispuesta a compartir lo que tenia, aunque esto solo fuera solamente su tiempo y su capacidad para leer, cosas que pocos hacían en estos tiempos del
Primer tercio de siglo.
Su primera vivienda estaba en la calle antiguamente llamada Santarén y hoy avenida Salvador Allende y, popularmente, “calle los Muertos” porque por ella pasaban todos los entierros” que se hacían en el Palo. Después se traslador a la calle Altillo, la misma donde vivía el niño de las Moras y donde tenia la zapatería. Raro era el día que no recibía la visita de los amigos para que le leyera el periódico. Todos sabían de su afición a la lectura sobre todo de libros de historias, especialidad ésta que ocupaba el mayor espacio en la biblioteca que había formado en su casa.
Igualmente extraño parecía que una persona tan pobre y sencilla tuviera tal preocupación por la cultura, cuando apenas podía cubrir las necesidades más elementales como la alimentación, la vivienda o la ropa
Pero Chicuelo, más conocido que por todo eso lo era por sus aptitudes artísticas, siendo considerado en Málaga el numero uno en el ambiente carnavalesco. Autodidacta en este arte, tocaba varios instrumentos y ya a los 14 años era director de comparsas. Cada año formaba un equipo para los carnavales. Era en los años en que estas fiestas estaban muy extendidas y era el principal exponente de la libre expresión popular.
Las comparsas surgían en los barrios. Las de chicuelo se paseaban actuando en todos s los barrios desde el centro de Málaga hasta el Rincón de la Victoria. La creatividad de Chicuelo era desbordante, destacando su faceta de letrista y músico. Su fama fue tal que desde Cádiz venían a pedirles letras y partituras. Sus letras siembre fueron reflejos de experiencias vividas en la calle o la denuncias de injusticias.
Por ser amante de la lectura de la historia y en especial de libros de la Inquisición, muchas de sus letras tenían un componente netamente anticlerical.
Si Chicuelo era hábil letrista, tampoco se quedaba atrás con la guitarra .En muchas ocasiones acompaño al Niño de las Moras, de quién era buen amigo. También llego en una ocasión a Juanito Valderrama y hasta daba clase de guitarra, laúd y bandurria.
Todos estaban de acuerdo en que su mayor habilidad era escribir e interpretar sus letras en las comparsas que cada año creaba. Se preocupó de explicar en sus letras acontecimientos, hechos y una filosofía se vida basada en la denuncia de la injusticia, en la critica mordaz humorística y sarcástica; sus letras de carnaval era la voz del pueblo que pocas veces podían oír. El carnaval era una de esas ocasiones en la que todos los miedos desaparecían y los pechos se abrían de cuajo para desahogar mil mensajes, unos de alegrías y otros de penalidades.
El Chicuelo montó varias comparsas, con nombres como, “Los Gruschistas Andaluces”. formaban el grupo entre otros su cuñado, Pedro Roji Navas, Antonio Toledo Cervantes el “Collico”, Miguel Ruiz Caparros el “Malacara” y sus tres hermanos, Juan Perico García y Miguel Rodríguez Molina el “Mindolo”.
En el año 1932 montó el “Cuadro de Torrijos”, en la que estaban Dolores Asensi Roji ( hija de Chicuelo ) y Frasquirri. Otra mujer que formó parte de esta comparsa fue Dolores Bueno Rubio, quién salía disfrazada de Mariana Pineda.
En estos años era muy normal que los miembros de las comparsas pasaran por el cuartelillo por sus letras críticas, y la de Chicuelo lo eran especialmente. Pero no sólo hacia letras de carnaval. Chicuelo fue un creador inagotable al que recurrían las niñas para que les hiciera letras que ellas pudieran adaptar a sus juegos, posiblemente algunos de los cantos de la comba, la rueda u otro haya sido creado por el y popularizado por las niñas de su época. Las vecinas cuentan cómo cuando se esperaban a que terminara de arreglarle algún zapato, se veían obsequiadas con alguna letra que les improvisaba en ese tiempo.
Sobre los años 26 ó 27 creó otra comparsa de bandoleros en la que se cantaban coplas admirando a personajes como Juan Palomo, Juan León y José Maria “El Tempranillo”.Esto le costó la cárcel a todo el grupo y al salir de ella se presentaron de nuevo ante el público cantando la siguiente letrilla:
Por contar la verdad
a la cárcel nos llevaban
y todos conservamos
la misma cuchara.
En ese mismo momento, todos enseñaban una cuchara vieja que se suponía era la de la cárcel.
En el 29 ó 30, bajo el reinado de Alfonso XIII, montó otra comparsa en la que aparecían vestidos de toreros cantando esta letrilla:
Si por toros nos echaran
a los ministros de España,
nosotros con gran valor
empleábamos la espada.
Chicuelo no militaba en ningún partido político, su forma de militancia eran sus denuncias,
sus letras. No obstante, se alistó en las milicias republicanas aunque nunca no llegó a luchar nunca. Cuando los nacionales entraron en Málaga él se fue con su familia a Rincón de la Victoria y poco después volvió a El Palo.
Vuelve porque no tenía conciencia de haber hecho algo malo. Sin embargo, empieza ha ser buscado por los falangistas y tiene que permanecer escondido durante tres días en un nicho el cementerio de El Palo. El 8 de febrero, cuando el hambre demasiado, sale para dirigirse a su casa y alguien lo debió denunciar, así que logran detenerlo y lo llevan a un barco que se usaba de cárcel: el Echevarri. Allí permanece un mes. Durante su encierro recibe la dura noticia de la muerte de un hijo con trece meses. Es allí, en ese barco-prisión, donde escribe esta letra sobre sí mismo, expresando su amargura, su impotencia:
Pobre Antoñito
Que por no “pensá”
coge el trompo y la guíta
y lo pone a “bailar”
Tenia que ser duro no poder hacer otras cosas que bailar un trompo ante tan grande tragedia. Del Echevarri es trasladado a la cárcel; ahora tenía la suerte de que su mujer le llevaba la comida todos los días. Pero a los pocos días, cuando llega Carmen con la comida, le devuelven el hatillo con sus ropas y, sin ninguna atención, le anuncian que fue ejecutado.
Chicuelo, siembre fue solidario con el trabajador, con el débil y el pobre.
Sus letras fueron un grito de esperanza y libertad. Valgan estas letras para rendir homenaje a este paleño de adopción al que le robaron la vida a los 47 años.
La Asociación de Vecinos-vecinas tras varios años reivindicando una plaza para ponerle su nombre, por fin lo consiguió. El día 23 de Febrero de 1997 se inaugura la plaza “El Chicuelo” haciéndolo coincidir precisamente con la celebración del pasacalle de Carnaval de este año. La plaza está situada entre las calles Aljofaina y Martínez Falero.
Fuente.
«El niño de las Moras: entre el mar y el campo» Miguel López Castro y Manuel Ternero