La Junta Municipal del Distrito Este ha tenido la dulce iniciativa de organizar el primer taller de borrachuelos con un doble objetivo: que los vecinos de El Palo conozcan las técnicas de su elaboración y que lo recaudado por la venta de estos dulces navideños vaya a parar a la Asociación Autismo Málaga, que preside Miguel González. El resultado fueron cientos de bandejas de borrachuelos y un ambiente propio de la Navidad.
La delegada del distrito, Teresa López Muñoz, contó con la colaboración del maestro confitero Francisco Aparicio, que dejó por unas horas su obrador de Capuchinos para impartir enseñanza en una barriada marinera como la de El Palo. «Ayer (por el martes) me hice 90 kilos de borrachuelos», dice este repostero que lleva 62 años en la profesión.
La masa del rico manjar que salió ayer de sus manos y de una decena de voluntarias que ayudaron estaba hecha con harina, aceite de oliva suave, un poquito de manteca de cerdo, azúcar, aguardiente, ralladura de naranja, ajonjolí tostado y frito, matalauva, vino dulce y vino seco. A esos ingredientes hay que sumarle el cariño que le pone Aparicio. «Antiguamente se hacían borrachuelos en los patios de los corralones. Los vecinos que estaban entre ellos un poco distantes, mientras hacían la masa y bebían aguardiente, iban limando asperezas», señala el confitero, al tiempo que corta con precisión la masa de cada borrachuelo.
Este taller al aire libre se hizo en la calle Morejón, junto al edificio de la Asociación de Mayores del distrito, y al término del mismo la delegada entregó unos diplomas simbólicos por la participación. Una larga cola de paleños aguardaban la salida de los borrachuelos de la freidora. Una vez rebozados en azúcar fina, se vendían en bandejitas de medio kilo al precio de dos euros. La intención es volver a repetir la experiencia gastronómica y solidaria el año que viene, después del éxito de esta primera edición.
Fuente: Diario Sur