C E RV A N T E S

  • Categoría de la entrada:Opinión

Soldado, poeta, novelista, dramaturgo . . . andariego y buscavidas. Probablemente “una mala cabeza” y un genial escritor. De ventura en desventura el insigne don Miguel de Cervantes Saavedra, cuyo aniversario de su muerte el 22 de abril de 1.616, el autor de don Quijote de La Mancha, “Príncipe de los Ingenios” , ¡a buenas horas mangas verdes”, después de haber recorrido caminos y cortes por buscarse “un pasar” holgado, tras tantos servicios esforzados, desgracias y comprometidas hazañas le cupo llegar a vivir al bueno de don Miguel Cervantes, español y correcaminos impenitente, por buscar sosiego  y rentas, sin haber logrado algo más que “descarriarse” por los vericuetos de una vida “novelesca”, sin duda.

                                               Y tras una existencia azarosa, desde su juventud huyendo de un “mal encuentro”, soldado del rey, secuestrado por los piratas de Argel, redimido, puesto a ganarse la vida, una vez más, mutilado, cobrando impuestos como recaudador del rey, recorriendo caminos, descansando en ventas desvencijadas y aisladas, preso por supuestas corruptelas de poca monta, imaginando a su buen loco, hidalgo ocioso y lector, Alonso Quijano, en la cárcel de Cabra, para atreverse a desplegar el gran fresco de la España de la época, tan ruin, tan miserable, tan pobre, tan esforzada también, como para haber tenido que acudir a la “santa locura” del viejo hidalgo y a la ingenua sabiduría de su escudero Sancho.

                                               Como para que ahora, en el presente año, se tenga ocasión de organizar fastos y encuentros, glosas y estudios, sobre el gran autor de la novela que fue predecesora, de la historia más verídica de lo que pudiéramos llegar a comprender, de las andanzas del buen ido y el ramplón criado, porque ellos fueron quienes luego llegamos a ser, con nuestras virtudes y nuestros defectos, idealistas y desconfiados, desconchados de tantas ingratitudes y azares indeseables, por la santa intención de “desfacer entuertos”, sospechando que solo se trataba de “molinos de viento”.

                                               Para que, en cualquier caso, volvamos una y otra vez a la triste realidad de unas existencias sometidas y descarnadas, como entonces, como siempre, galeotes de la vida, encadenados a la resignación, aguardando el “milagro imposible” de una liberación que llegue del brazo generoso y esforzado de un don Quijote, de un ideal que nos haga soñar con que “lo imposible también puede llegar a creerse posible”.

                                               Tras las huellas de las “criaturas” que modeló, amó y dibujó el gran don Miguel, muerto triste, pobre y desdentado . . . como las grandes almas de esta nuestra patria, demasiadas veces abandonas a su mala suerte porque no comulgan, no supieron, con la acomodaticia hipocresía de quienes saben elegir al amo más rastrero, más ambicioso, más tramposo, . . . mientras se cantan las vanidades del amo y las excelencias de la patria.   

                                               ¿Una vez más?, ¿también este año en el que tendremos oportunidad de recordad al glorioso “soldado, poeta, novelista y dramaturgo”? . . . como también de leer las “venturas y desventuras” de . . . quienes son “un poco todos nosotros”, don Quijote de La Mancha, el Caballero de la Triste Figura y su fiel escudero, Sancho Panza.

 

                                               Torre del Mar     enero – 2.016