Hollande cree que la agresión sufrida por pobladores civiles e inocentes, en París, resulta una amenaza bélica, una declaración de guerra, a la que Francia ha decidido “no volver la cara”, es decir, ha decidido en consecuencia declarar “la guerra”, en defensa propia, a DAESH y a los terroristas bárbaros y crueles, asesinos infames que tratan de representar y matar en nombre de ese “supuesto” Estado islamista que les promete un paraíso con ¿huríes vírgenes?.
Entretanto, en nuestro país, el presidente Rajoy con su portavocía en la persona de la vicepresidenta “para todo” insistiendo en que están trabajando, ¿?, todos están trabajando, no paran de trabajar, aunque luego no digan ni pío sobre lo que aguardamos todos, por ejemplo para saber si tienen “alguna opinión”, ¡que nos alegramos de su denuedo infatigable por no dejar de trabajar!, pero también vendría saber si van a tomar alguna postura o decisión, mientras que, en cualquier caso, repiten y vuelven a repetir que “nadie, desde Francia, aún no se ha dirigido a ellos, no les ha pedido nada”, y que claro visto así, pues eso, que están tranquilos, en posición de “prevengan”, ¿?, a la espera de acontecimientos, ¿?. ¿Más todavía?, cuando, como ha asegurado Cameron ante sus parlamentarios, ¿la amenaza es a todos y es flagrante y desmedida?.
Pero es lo que hay, que la cercanía de las elecciones ha venido ¿a paralizar? al presidente y su partido, como para que no se les escape ni una pista sobre ¿su opinión?, al respecto del terror desplegado en la vecina nación, para ver si ¿nos libramos?, ¿o se libran?, aunque haya una víctima española, aunque los atentados tengan también que ver con nosotros, aunque resulte paradójico que “no tuvieron ningún complejo” los peperos para aprobar a la carrera unos Presupuestos para el año que viene con un gobierno, como poco, distinto al actual.
Ahora que han aparcado el mantra de la “economía va bien” y han regresado el tancredismo de los hombres y mujeres de Estado ¿?. Tan prudentes, ¿tan cobardes?.
Porque ahora toca, visto lo visto, ponerse de perfil, en asunto de tan sensible enjundia, como para que cochinamente melindrosos, mezquinamente auto arrinconados, no quieran darse por aludidos, aguardando a declarar sus intenciones a posteriori de los resultados electorales, en un alarde indigno y vil de desprecio a la población paciente, ninguneada, ¿sumisa?, callada, . . . como si se tratara de “menores de edad”, como si trataran con “simples vasallos de amén y chitón”.
Sin un ápice de dignidad para manifestarse en un sentido o en otro, con esa miserable cantinela de que “aún no nos han pedido nada los franceses”. Y entonces ¿de eso se tratará?, para ver si se logra salir del lío. . . como si de un lío más se tratara, sin entrar en el meollo del lío, aunque haya un español por medio que se hayan llevado por delante los adalides del fanatismo, la intransigencia y el salvajismo.
Y entonces solo la náusea va quedándose como único argumento en el desaliento de tantos y tantos ciudadanos, vistos que sus dirigentes callan y otorgan a la espera de “directrices”, como siempre a la voz “de sus amos y señores”.
Torre del Mar noviembre – 2.015