Y es que es así la cosa y así deberá ser, sanción mediante, que al fútbol se va a ver fútbol ¡qué carajo!, para jalear a tu equipo, abominar del contrario, cagarte en el árbitro, linier y familiares, abrir la crisma al aficionado enemigo, pintarte de guerrero audaz, escupir, insultar, . . . salirse de las casillas propias . . .si se tuvieron, e incluso perder la condición homínida que antes del partido casi . . . engañó.
Que lo “sagrao” ni se toca, ¡ojo!, ni por lo civil ni por lo militar, bajo el ojo censor y vigilante del gran gobierno que todo lo vigila, porque de pitar . . . ¡ni migita!. . .
Por nuestro bien, ¡desde luego! y en aras de una libertad de expresión muy sui géneris.
Que ya está bien de tomarnos a chanza los asuntos “sagraos”, del himno abajo . . . lo que se dicte y considere.
Así que ¡chitón!, en posición reglamentaria. . .de ¡presenten formalidades! y ¡no piten!, de ninguna de las maneras, por la cuenta que les vaya a caer encima, cogidos en falta, por no saber meterse los pitos por el ano de nuestras “buenas maneras” . . .para aprender a decir e interiorizar . . . . ¡que no, que no, que no se pita!.
Y perdón si a pesar de todo los que lograron entrar en el campo donde se celebra la final de la Copa del Rey . . . pitaron lo que no debieron, a ojos del palco y de sus ocupantes que . . . tomaron nota, ¡como no!, desde su pedestal “in vigilando”, desde donde debieron ser preservados . . . ¡y no lo fueron!. . . de los ordinarios silbidos . . . como para habérselos podido ocurrir que tal vez hubiera sido buena idea . . . haber suspendido la final “en prevengan”, o haber levantado una ficha a cada silbador inconveniente, o haber sacrificado a unos cuantos, llevados esposados para sanción ejemplarizante, por si surtiera efecto, o también haberse saltado el “número del himno”, o tampoco . . . porque la grey al fin deberá acostumbrarse a comportarse “correctamente”.
Para que, en todo caso, sepamos a qué atenernos, por si nos da por salirnos del redil. . .sin permiso, de malos modos, como para no entender que “no se debe pitar al himno nacional”. . . ¡mil veces hasta que se meta en la mollera!.
Porque siempre habrá quien sepa qué es lo que más nos conviene.
Torre del Mar julio – 2.015