«CAUTIVOS Y DESARMADOS»

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Efectos perentorios del lío montado por los unos y los otros, en plena efervescencia de unos barones y baronesa contra otros y otras. . .

A partir de entonces y tras la inevitable dimisión de Pedro Sánchez acaeció otra consecuencia, cual fue la creación de una gestora, ¿una gestora? que se hiciera cargo del partido y lo que era más urgente y más importante, que se decantara con las dilaciones lógicas de articular una abstención "técnica" para facilitar la investidura del señor Rajoy, presidente y líder del PP, a partir de una razón fundamental pronunciada por el presidente de la gestora, el líder de los socialistas asturianos, el señor Javier Fernández, que sería mejor Rajoy con una mayoría menor que con una mayoría cercana a la absoluta.

En una rendición por adelantado de unos líderes que reivindican la "democracia representativa", alejados de los "molestos" militantes que "no saben de qué va la cosa", porque ya insistía que ser político es convivir y gestionar desde la decepción, y ¿desde la autoderrota?, añado yo, y ¿desde el alejamiento de la base social que se va desengañando?, y que probablemente se trata de "dios mío que nos quedemos como estamos", "cautivos y desarmados", por el puro tacticismo de permanecer, incluso dándole la investidura al patrón del partido podrido de corrupción, del mismo partido que ha hecho tanto daño a las clases más desfavorecidas de la sociedad española.

Renegando de luchar por la utopía, por lo imposible, agarrados a la estrategia que ya no les vale que les mantenga a flote, aunque sea a la deriva, porque su mensaje es viejo, inane, copia sinsustancial del de la derecha, porque solo quieren apresurarse a guardar la ropa que ya se les ha calado, acobardados los líderes por desaparecer si osan ponerse al lado de los parias, de los mismo que borraron hace tanto, de cuando el "compañero Felipe" decidió que entonar "la Internacional" era una incomodidad.

Y siempre suplicando el aplauso de los poderosos, incluso vergonzantemente, incluso a riesgo de naufragar, incluso a riesgo de quedarse con lo fundamental de su esencia de izquierdas.

Y en estas estamos a expensas de fijar el calendario que perpetúe el régimen que da de comer a una clase política acostumbrada a sobrevivirse a su propia incompetencia, entre discursos vacuos, de voluntarismo buenista, con tanto amor desplegado a entelequias de patrias y zarandajas, mientras se busca desesperadamente un discurso que haga más digerible la defección para otorgar la investidura al patrón del PP, mientras a la vez se ven encausados, televisados, pesos pesados de una forma de hacer política que se va a rubricar entre el voto cómplice y la estrategia renuente a exigir responsabilidades.

Y todo ello por "el bien de España y de los españoles", todo desde las baronías que decidan qué conviene más a ¿sus súbditos? . . . militantes, simpatizantes, votantes y españoles en general.

Aunque el lamentable espectáculo ya sea difícil e borrar y olvidar: "Cautivos y desarmados".

 

Torre del Mar octubre – 2.016