CHAVES NOGALES

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Los restos de Manuel Chaves Nogales yace bajo el césped de un cementerio londinense, desde 1.944, olvidado, con intención, de nuestros dirigentes políticos, sin lápida que señale el lugar donde descansa el insigne escritor, periodista, novelista … patriota clarividente, al cabo.

Dejado a  la desmemoria, salvo cuando algún grupo de compatriotas acude a homenajear a Chaves Nogales, como sucedió hace pocos días, cuando fueron a reunirse frente a su tumba, estrictamente adornada por un ramo de flores rojas.

No había oído nada de él, cuando hace unos cuantos años, me topé y decidí adquirir una biografía de Juan Belmonte, sin fijarme mucho en el autor, dejándome sorprender y cautivar por el relato del irrepetible torero, del retrato de la época, siendo capaz de descubrir un estilo directo, tan sencillo como elaborado, aparente y fácil de leer, de manera que fui capaz de leer la biografía de Belmonte de un tirón, para que, más adelante me apeteciera volver a leerla dos o tres veces más.

Entonces ya me interesé por el autor, a la vez que leía que entre las lecturas imprescindibles sobre la guerra civil española estaban los relatos recopilados en “A sangre y fuego”, de Manuel Chaves Nogales, el autor invisibilizado, el autor que necesitaba ser descubierto, el autor capaz de retratar la cruda salvajada de lo que supuso aquel enfrentamiento fratricida, Manuel Chaves Nogales, capaz asimismo de, en su corta existencia, murió a los 47 años, dejarnos libros magníficos, insuperables como son “El maestro Juan Martínez”, aquel flamenco que se encontró, junto a su compañera Sole, en medio del estallido de la revolución rusa de 1.917, como también los reportajes sobre “Cataluña, Madrid, La Blanca paloma, la Andalucía roja …”, y otra obra cumbre: “La agonía de Francia2, en la que se muestra la maestría del periodista capaz de descubrir y desvelar las razones de la rápida claudicación de la Francia imperial pero menos ante la invasión nazi.

Y de ese modo me convertí en un admirador rendido de Manuel Chaves Nogales, un escritor imprescindible, tan nuestro como para que fuese una lectura frecuente de nuestros jóvenes estudiantes, aunque el poder, sea del color que sea, se empeñe en todo lo contrario, aunque a veces uno encuentre pequeñas satisfacciones como haberse enterado del pequeño homenaje, casi en intimidad, recibido por el insigne escritor, un español más al que, en este caso, “las dos Españas le helaron el corazón”.

Torre del mar    noviembre – 2.019