COHERENCIA

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Pónganse a trabajar con la gente de la calle quienes cobran por el bien común desde el sistema democrático representativo en esta dirección con voluntad de verdadero servicio público y desde la humildad; ampliemos las posibilidades participativas; intensifiquemos los gastos en educación y el culto al libro entre los ciudadanos; de fórmulas como los referéndums (Internet podría ser un medio maravilloso para ello) para asuntos que nos impliquen a todos (por ejemplo, la implantación masiva de la energía nuclear en territorio nacional. Los suizos entienden de este tipo de decisiones desde hace mucho tiempo, podríamos preguntarles cómo se hace). Se trataría de ir incorporando medidas paulatinamente y bien sazonadas por la razón, la moderación y el sentido común, ¿tan difícil es?

                        Quienes piden coherencia a los jóvenes tachados hasta hace unos días de  pasivos, cuando no de parásitos indolentes cultores del botellón, saben muy bien que las construcciones y hábitos sociales conllevan procesos en ocasiones lentos. Comencemos a caminar y ya se irán solucionando, democráticamente, los mil y un inconvenientes que tiene esta fórmula (democracia real) que se inicia con todos sus defectos, si no me equivoco, al siglo V a. de C. con Pericles a la cabeza en aquella formidable ciudad-Estado (Atenas) plena de luz mediterránea.

                                                                                                                                                                                                                    Antonio Caparrós Vida