La situación de necesidad de los sevillistas provocó que su intensidad fuese máxima, pero no dispusieron de la pegada suficiente en las ocasiones que tuvieron. Los malaguistas aguantaron en los momentos malos y luego desarbolaron a su rival gracias al buen trabajo de Demichelis (Pellegrini lo colocó de medio centro tras el descanso) y su facilidad para mover el balón entre el centro del campo y la delantera.
Demichelis, sin duda, fue una de las claves del encuentro. El argentino dio estabilidad al centro del campo y ordenó el juego como si de un organizador se tratara. También logró el primer tanto y socorrió en todo momento a la zaga, que ya tuvo menos trabajo en el segundo periodo. El Málaga logró un triunfo inteligente en el Sánchez Pizjuán, una valiosa victoria que le permite crecer todavía un poco más. Nunca se puso nervioso, pese al empuje inicial sevillista, para después rematar la faena de una forma brillante y eficaz.
En el arranque, Pellegrini hizo varios retoques en el equipo. Entró Iturra, como estaba previsto para fortalecer el centro del campo, pero era menos previsible que se quedara en el banquillo Saviola y que lo supliera en su lugar Santa Cruz. Era, en cualquier caso, del once de gala del técnico chileno, con los mencionados cambios. El Sevilla, mientras tanto, utilizó a los jugadores que se esperaba. El comienzo de los locales fue espectacular, decididos a resolver el partido lo antes posible.
Comienzo frío
El conjunto malagueño entró frío y con algunos desajustes, lo que provocó que los sevillistas se lanzaran en tromba nada más pitar el colegiado. El peligro era constante y en una de esas aproximaciones Negredo superó a los centrales y también a Caballero, pero su lanzamiento se estrelló en un poste cuando ya no tenía oposición. La oportunidad no pudo ser más clara. El Málaga no encontraba la fórmula para neutralizar a un rival absolutamente volcado.
Los 'jugones' malaguistas intentaban desatascar el encuentro para su equipo aproximándose con algo más de peligro, pero se mantenía la frialdad ante un Sevilla concienciado de lo mucho que ponía en juego y las urgencias con las que afrontaban el choque. Negredo tenía atemorizada a la zaga visitante. Sus movimientos causaban opciones para los locales casi siempre. Y no tardó mucho el delantero en armarla de nuevo en otro desmarque casi letal: se plantó otra vez solo ante Caballero, aunque algo escorado. Pero su pase habilitó a un Jesús Navas que estuvo a punto de marcar. Los visitantes ofrecían demasiados espacios libres, lo que dejaba 'vendidos' a los centrales.
Con el paso de los minutos el Málaga iba entrando más en juego, pero sin gran profundidad. El conjunto sevillano, por su parte, no podía mantener el frenético ritmo del comienzo. Pese a todo, el once de Pellegrini no se sentía cómodo ante un enemigo intenso, luchador y muy ambicioso. Los malaguistas necesitaban el balón para frenar al rival. Se igualaron un poco las fuerzas al final del primer periodo, lo que abría el choque cara al segundo tiempo.
Y Pellegrini hizo un cambio revolucionario que le salió redondo. Observó que Iturra no estaba excesivamente afortunado y lo sentó sin debilitar el centro del campo. Colocó a Demichelis en su lugar, con Sergio Sánchez como central. El argentino, de buen toque y gran calidad, parecía que siempre jugara en esa posición (ya lo había hecho otras veces). Con criterio, decisión y profundidad, fue el mejor jugador del partido a partir de entonces. Protagonizó varias acciones de peligro y muy pronto logró de cabeza el primer gol, que dejó muy tocados a los sevillistas y animó a los malaguistas. Fue decisivo este tanto para el cambio de rumbo que se percibía.
Presionó el equipo local en busca del empate, pero ya con menos convicción. El Sánchez Pizjuán enmudeció, salvo una esquina en el segundo anfiteatro, donde estaba el medio millar de seguidores malaguistas. El conjunto de Pellegrini ya se sentía mejor y comenzaba a desarrollar su juego habitual. De ahí que llegara la acción definitiva, en la que Fazio fue expulsado tras hacerle un claro penalti a Joaquín. Lo lanzó Eliseu, que marcó. Ahí acabó todo. El choque se convirtió en un correcalles en el que hubo varias ocasiones locales, pero sin acierto. El Málaga también hizo daño al contragolpe, pero ya no hubo tiempo para más