D E C A R N A V A L

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Cuadrilla imponente de rojo obispo o violeta cardenal, entre sayos y sayones bendecidos, en poses recogidas dando algo que más que miedo con sus creencias tan incólumes.

                        Pues nada que les vaya medio bien, ni muy bien para que no se lo crean demasiado, ni tampoco demasiado mal para que intriguen con peores pulgas. Que uno ya sabe en qué quedan las cruzadas imaginadas por estos santos varones, con sus complejos de sujetos de persecución inevitable, los pobres, con lo que sufren viéndose en el rincón de ¿los desahuciados? ¿por ejemplo? o bueno no tanto . . . pero casi, que ya se sabe que si uno nombra lo de la libertad religiosa ya se imagina a qué nos referimos, es decir al voluntarismo inducido de sí y sí, de todo a favor del libre albedrío a corriente de leyes y fervores de los creyentes de “su religión verdadera”. . . y hasta de no creyentes como muestras ineludibles de excelentísima voluntad.

                        ¡Jo qué suerte!, con la fe donada per se para que nadie dude de los designios del espíritu santo y su magnífica familia, el padre, el hijo, la madre virgen y tal y tal, del padre putativo a la magdalena que ya, ya. . . como para tomárselo uno muy en serio, con la nube de solteros ungidos y damas votivas y vírgenes en similar unción, al frente de la iglesia de los pobres, eso dicen, claro que añaden lo de bienaventurados también los pobres de espíritu y lo de tirar la primera piedra y ahí, en el aprisco pseudorreligioso, que caben todos los pérfidos y los mansos, los pobres de solemnidad y los ricos obscenos que, pues ya se sabe, . . . arrepentidos los quiere dios, al menos, los que se arrepientan de golpe en el pecho y la buchaca bien llena. . . por si acaso en el último segundo que nos lleve al cielo de los justos o al averno de los satanás.

                        Así pues en buena o mala hora le vaya al santo pope de la iglesia romana y católica y tal y tal, y que sepan elegir lo que más les convenga, entre sus verdades mistéricas y sus ritos fatuos.

                        ¡Qué les vaya bonito y su dios les reparta salud y buena fortuna!

 

                                               Torre del Mar 12 – febrero – 2.013