aunque haya que inventarse un guiso mentiroso entre datos seleccionados, gráficos ad hoc y realidades parcheadas de «Cuántas mentiras haya que repetir hasta convertirlas en verdades. . .mentirosas». Porque no es de recibe que nuestro presidente, ¿el de todos o así?, insistiendo sobre el mantra de la «buena nueva», repitiendo las bondades de su gestión draconiana con los más débiles, retratando una realidad inexistente, donde una reforma laboral salvaje e injusta solo ha logrado aumentar las desigualdades, contribuyendo a enriquecer a unos pocos, habiendo reducido a la estricta supervivencia a la gran mayoría de la sociedad española. Esa misma sociedad que ahora «debe agradecer» los desvelos de sus gobernantes porque ha sido capaz de salir adelante en las peores condiciones. Donde se han obviado los «verdaderos responsables» del cataclismo económico que estamos sufriendo. Ocultos todos ellos, con un espectro caído en desgracia de millones de españolitos que han visto reducidas sus rentas, escandalosamente, con una aceptación sumisa de la precariedad y el desamparo, habiendo llegado a tener que dar las gracias por cobrar una miseria y asegurar que «es mejor eso que nada». Y ahora se arroga el presidente Rajoy el esfuerzo titánico de una sociedad heroica, sacrificada, víctima de unos facinerosos poderosos, insaciables, codiciosos, rampantes y fulleros. . .y que prácticamente se están yendo de rositas. Mientras nuestro país se está malvendiendo a esas mismas hienas, a los fondos buitres, entre otros, al capital extranjero, a los desahogados que andan aprovechándose de las excelentes condiciones que les ofrece un gobierno servil frente a la voz de sus amos. Desde el minuto cero, desde la gestión del gobierno anterior hasta la del actual, habiendo esquilmado a un sector mayoritario de una ciudadanía hundida en la desesperación y la penuria. A expensas pues de nuestros dueños y testaferros, readaptados a una nueva existencia rala, rendida, sujeta al runrún de nuestro presidente, tan «registrador de la propiedad», con su discurso enlatado, electoralista, mentiroso, ajeno a la realidad de a pie de calle, no dándose por enterado por sus responsabilidades morales no ejercidas, en medio de un clima entramado de corrupción perversa y generalizada de la que no se da por aludido, aunque hieda la atmósfera que lo tiene cubierto de «mierda» y siga sin darse por interesado en tamaña degeneración. Tal vez porque se ve muy lejos, desde arriba, el duro pasar de la plebeyez que va remontando, ¡claro que sí!, en su lucha por subsistir, incluso en las peores condiciones. Aunque se esté corriendo el riesgo de que un buen día nos enteremos, como sucede ahora con Argentina, que efectivamente «hemos sido comprados». Logroño 4 agosto 2.014
D E S F A C H A T E Z
- Publicación de la entrada:04/08/2014
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