De la Torre

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La lealtad institucional, como se encarga de proclamar el primer edil en reiteradas ocasiones en sus peleas con la Junta, es fundamental. Sin embargo, el regidor ha roto su palabra ahora. Y además provoca sonrojo escucharlo cuando dice que fue el puerto el que presentó la petición de cambios en el plan. Pues claro, porque es Linde el que formalmente tiene que hacer el trámite en Urbanismo. El cuento no cuela. A no ser que haya un ataque colectivo de amnesia, todos recordamos al Ayuntamiento y al Puerto defendiendo en una comparecencia pública conjunta la oportunidad que suponía elevar la altura del edificio para atraer a Unicaja. El proyecto es criticable, por supuesto. Y si efectivamente hay una mayoría ciudadana que quiere paralizarlo quizá haya que hacerlo. Pero a su debido tiempo. No dejando a los pies de los caballos a tu compañero de viaje. Lo normal es que se esperara al periodo de alegaciones para escuchar las posiciones de unos y otros y, después, tumbar el proyecto si así se decide tras, como mínimo, escuchar al Puerto. Rectificar es de sabios, pero a su debido tiempo, sin dejar cadáveres en el camino.

Particularmente, creo que se pierde una oportunidad, porque el centro cultural que se proponía era bastante más ambicioso que el que finalmente se hará y del que ahora se desconoce quién estará detrás para dotarlo de contenido. La mayoría de las críticas se basan en que hay que tener un estupendo escaparate de la ciudad. Sin embargo, hay que tener cuidado porque no hay nada que ofrezca peor imagen que un escaparate vacío o sin gente que lo contemple. Pero es lógico que se ceda si hay una posición casi unánime en contra del proyecto. Sin embargo, hay que tener valentía para asumir las decisiones y no echar balones fuera. Con esta actitud, De la Torre ha dado argumentos para que se le califique como un hombre indeciso, algo que le incomoda bastante, pero que en este caso lo retrata a la perfección
 
Fuente: 

JAVIER RECIO
 

Dario Sur.