DEJACIÓN DE FUNCIONES . . .

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Ante el panorama, ¿inane? de la “nueva real politik” que no asoman a los “líderes” atareados en las frivolizaciones telegénicas, mediáticas, disimulando que su campechana naturalidad es ¿intercambiable? con el resto de los mortales.

                                                           Como pollos sin cabeza, locos por ajustar los mejores resultados que les instale en el poder anhelado, haciendo lo que se tercie, preferentemente el payaso, desde la inocencia impostada y la ingenuidad teatralizada, sin que nadie crea del todo que “hacen mal”, porque se prestan al espectáculo, habiendo logrado sustituir “su responsabilidad” por “el teatro puro teatro”.

                                                           Capaces de levantar una risotada, como si fueran a presentarse cómplices de nuestras mínimas granujadas, para volver a escapar de sus “canalladas” periclitadas, prescritas, olvidadas en el limbo de los programas que “evitarán hacernos pensar”.

                                                           Por la estricta dejación de nuestras obligaciones, por haber cedido a nuestra exigencia por “pasar factura” de los desmanes con que nos han ido atropellando.

                                                           Para que lo demos todo ¿por olvidado?.   

                                                           Porque ellos, nuestros próceres y dirigentes, han sabido “pasar por alto” cuanto han ido desarrollando, de acuerdo a sus funciones y responsabilidades, hasta lograr que se nos vaya a olvidar ahora que se han metido . . . a saltimbanquis.

                                                           Y así practican el arte y el entretenimiento que nunca será ¿peligroso, contraproducente?, los barandas que compiten por “engañarnos aún más”, tras cuatro años huyendo de la comparecencia consecuente, cuando nuestro presidente se escondía tras un plasma o simplemente se escondía en toda “no respuesta”, ahora que viene ¿a entretenernos? el presidente Rajoy de programa en programa por congraciarse ¿con quién por qué? . . . tal vez porque sabe que solo puede seguir evitando las respuestas comprometidas, los debates valientes, . . . con la ciudadanía otorgando sus poderes al ¿más gracioso?, ¿al más cachondo?, ¿al más mediático?.  

 

                                                           Torre del Mar    noviembre – 2.015