Porque siguen sin enterarse, de muy lejos y en virtud de una falta de empatía absolutamente ingente. Porque hablan de países, poblaciones, asociaciones, entidades, instituciones, organizaciones . . .como si hablasen de entes inalámbricos que deben y, por lo tanto habrán de pagar, sí o sí. independientemente de que se trate de personas, seres humanos, en estado de urgente de necesidad, porque al cabo es de eso de lo que se trata, de personas en riesgo de caer en la inanición.
Y dicen que Grecia debe 240.000 millones de euros y que han de pagarlos, ¿a partes iguales’, por su puesto que no, por supuesto que los responsables directos del desastre han de salirse del atolladero ajenos a toda responsabilidad, desde los banqueros alemanes, franceses, españoles . . . que “regalaban” o prestaban dinero a espuertas para reclamarlo a precio e interés de oro. . . a banqueros y gobiernos helenos que mintieron y falsearon las cuentas, para que la desigualdad aumentase y el derroche inducido de arriba a abajo engordando las arcas de los grandes empresarios. . . que ahora han ido corriendo a sacar su dinero de Grecia, más de 40.000 millones de euros, . . . para que a la postre se hayan de quedar a cargo de la mastodóntica deuda los desarrapados de a pie, de esos pobladores que han perdido hasta un 38% de sus sueldos, de esos pensionistas que han perdido hasta un 47% de sus magras pensiones, de esos miles y miles de griegos empobrecidos, sujetos a la solidaridad y caridad de sus compatriotas, como organizando comedores vecinales, hospitales medio clandestinos. . .de ayuda a los convecinos que no pueden pagarse los alimentos, las medicinas. . .
Y eso no solamente sucede en Grecia, sucede y se tapa, o eso se pretende, con una desigualdad creciente, con una población mayoritaria en riesgo de pobreza y de exclusión, intentando la división social, desde las alturas del poder, para que los menos pobres se defiendan” de los más pobres” para que el sistema no descarrile, porque, al fin, ¿quién ha llevado a cabo una política desastrosa? hasta los actuales límites insoportables. . . ¿El propio sistema?, o ¿la ciudadanía que sufre la devastación imparable?.
Con nuestros gobernantes exigiendo “el pago” . . . si se quiere “seguir estando en este mundo”.
Logroño julio – 2.015