»Disfrazados» de pescadores paleños

En el barrio de El Palo ya casi nadie se echa a la mar al amanecer. Pero así ganaban su jornal la mayoría de familias que siguen viviendo allí. De cartón piedra eran sus casas en la primera mitad del pasado siglo XX, como recuerdan María Díaz y Concepción Morillo, de 75 y 63 años. Estas vecinas de la calle Portal y Porta, amigas de puerta desde la infancia, narran numerosos avatares en aquellas añejas construcciones. Ahora sueñan con sus escrituras. Dicen que sus vecinos son de toda la vida, pero al calor de la polémica han aparecido especuladores que suman decenas de propiedades y se disfrazan de pescadores paleños para reivindicar también sus papeles en regla.

"Algunos vecinos han querido desprenderse de sus casas y las han vendido. Hay quien suma 20 y 30 propiedades como inversión", asegura el presidente de la asociación de vecinos de El Palo, Santiago González. En calle Biznaga vive de alquiler Antonio Morillo, un sevillano afincado en una de estas casitas de la playa desde hace tres años. "Mi casero no es de aquí, compró la casa cuando pudo pero vive en un pueblo de Málaga", explica este vecino.

"Esto es como un pueblo dentro de la ciudad, es imposible echarlo abajo", afirma Morillo, como un paleño más. Además, apunta a que desde su llegada al barrio muchos vecinos han renovado sus casas con grandes obras y algunos incluso han levantado otras de nueva planta. "Alguien dará las licencias, cómo hablan luego de derribar", cuestiona.

Pero parece que la polémica urbanística en relación con las 400 viviendas levantadas sobre dominio marítimo terrestre en El Palo, Pedregalejo, Las Acacias, Playa Virginia y La Araña llega a su fin tras la reunión mantenida el pasado jueves entre el Gobierno central, la Junta de Andalucía, el Ayuntamiento de Málaga y varias asociaciones de vecinos. Las tres administraciones garantizaron el mantenimiento de todos los inmuebles, marcados desde hace décadas por la inseguridad jurídica y la amenaza del derribo. A lo que no hubo una respuesta definitiva fue al proceso final de legalización y escrituración de las casas, proceso que, como dijo el subdelegado del Gobierno en Málaga, Hilario López Luna, "será largo y complejo".

A pie de calle, la citada reunión fue "una más". "Nosotros estamos contentos porque supone un avance, pero los vecinos se muestran escépticos", afirma González, que recuerda promesas de incumplidas de todas las administraciones y todas las formaciones políticas. María Díaz y Concepción Morillo, por ejemplo, habían tenido noticias de la reunión ni los nuevos compromisos políticos. "Lo que tienen que hacer es darnos las escrituras", explica la primera, mientras busca por iniciativa propia algunos recibos de impuestos municipales para mostrarlos al periodista.

"Aquí hemos pasado mucho, ahora son casas bien hechas, pero antes el techo era de cartón piedra y salía volando con los temporales. Entonces el mar entraba hasta el salón y teníamos que subirnos a las camas", explican las vecinas, que muestras las puertas traseras que tienen casi todas las viviendas para escapar. "Hasta que construyeron los espigones, el agua entraba en las casas cada vez que la mar se ponía brava. Las ramas de los árboles y las hojas de las palmeras flotaban por el salón", aseguran. Son las historias de los vecinos que han crecido en las casas de El Palo, quienes construyeron la actual colonia popular del distrito Este y hoy buscan una solución definitiva.

Fuente: Diario Malaga Hoy