Al final de la representación hablan varios hombres y mujeres de los denominados “representantes políticos”, demasiado tiempo para mi gusto. De fondo, actrices y actores disfrazados de acuerdo con el contexto bélico: cañón y fusilería propia de fines del siglo XVIII. Suenan, especialmente, dos nombres: Bustinduy junto al tal Pendón, ya ex. Cacofonías , lapsus y errores gramaticales de bulto (sobre todo de concordancias) hilaban los cansinos y desfasados discursos basados en las virtudes y excelencias del famoso Gálvez y, de paso, de las virtudes salutíferas para el pueblo del partido ganador de las últimas elecciones. Patético.
Un misterio: dos autos Mercedes, con cristales ahumados, provocaban un efecto entre elegante y siniestro mientras sus respectivos chóferes abrillantaban sus exteriores a la espera de alguien, ¿quién?, ¿quiénes?
¡Vivir para ver!
Antonio Caparrós Vida