Celebradas las elecciones autonómicas andaluzas. . . el pueblo soberano ha hablado, votado y decidido, y se ha decantado una vez más por el partido que ha gobernado desde hace más de 30 años, aunque resulte que solo un 63% de los votantes posibles se acercaran a las urnas, como para que el partido ganador haya podido revalidar una mayoría de poder que representa el 35% del apoyo ciudadano. Y es que parece que . . .”tienen muy bien tomada la medida” a las cosas que han de ser. . . como se supone que no pueden dejar de ser. . . como han de ser.
Y aunque suenen “cantos de cisne” sobre el fin del bipartidismo y éste haya podido resultar algo tocado. . .nada ha cambiado demasiado, ¡como siempre!, y al cabo uno no acaba de creerse del todo, al menos en lo que se refiere a Andalucía, que estemos ante el fin del bipartidismo.
Con todos los males por soluciona, una vez más, con todo el buenismo y el “amor a la tierra y a sus gentes” expresados y rentabilizados con fruición y apasionamiento, ¡cómo no!, “habiendo dado en el clavo” una vez más, para que todo permanezca y continúe igual, a pesar del retraso secular, un paro insoportable e indeseable que no remite, una economía sumergida que lastra todo desarrollo sostenible, mientras se ha asegurado de nuevo el machito en el poder, acostumbrados a vivir en un cataclismo que perdure en el tiempo a la vera y cuidado del PSOE, benefactor sin remedio, mientras las fuerzas emergentes y distintas apenas han logrado “un notable y significativo asentamiento” que apenas permita la audición apagada de “sus ladridos” que nos permitan comprobar que “la caravana socialista” continúa a su aire ¿iluminado, nacionalista?. . .pues tal vez, quedando, al fin, los de Podemos y Ciudadanos en “chivatos de las verdades del barquero”. . . y poco más.
Y es que el PSOE de nuevo se ha erigido al frente de la comunidad que ha gobernado “siempre”, con un millón cuatrocientos mil desempleados, habiendo recibido más de 80.000 millones de euros, de fondos europeos, habiendo cosechado “los beneficios de la duda y la bondad” el partido ganador, el PSOE, aunque Andalucía aún siga . . . por despegar.
Mientas se ha vuelto a votar por la conformidad y el conservadurismo, y la fe ciega en quien representa la esperanza, no demostrada hasta la fecha” que puede sacar a su comunidad del marasmo del retraso, a la cola, en el desarrollo del conjunto nacional.
Y entretanto “el tiempo amarillo”, depositado sobre la esperanza en el futuro de las buenas gentes andaluzas, ¡cómo no!
Porque la arenga de que “las cosas son como son” está muy instalada y aquilatada, porque el miedo y la prudencia vuelven a atenazar toda posibilidad de revolcón real y considerable.
Y así el avance hacia el futuro se empeñe en un indesmayable protagonismo de una ciudadanía que ha tenido el derecho y la decisión de haberse decantado por los resultados conocidos, con el acierto o desacierto que se irá contrastando, hoy, mañana y pasado mañana. . .porque seguiremos siendo protagonistas de nuestros destinos, por la cuenta que nos vaya a ir trayendo . . . en cuenta a quienes, precisamente, deberemos seguir buscándonos la vida a diario”, según nuestros principios o nuestras picardías, según la inercia que es tan difícil cambiar. . . en tanto el bipartidismo sigue ostentando un 62,19% de los votos emitidos, en tanto el resto habrán de conformarse con el 31,01%. . . sin contar los restos.
Y Andalucía sigue viva, y los andaluces ¿aún por levantarse?
Torre del Mar marzo – 2.015