El pasado domingo, con la coqueta playa del Pedregalejo, en Málaga, atestada de bañistas solazándose al sol, entre chapuzón y chapuzón, cuando el socorrista, atento a cualquier vicisitud imprevista, fue alertado de que un bulto sospechoso flotaba sobre el leve oleaje acercándose a la orilla. El bulto resultó un fardo de unos 30 kilos de “pastillones” de hachís que efectivamente terminó por encallar junto al artificial espigón que flanqueaba la playita, adónde acudió el socorrista, con idea de hacerse cargo del fardo para luego poder avisar a la policía municipal y hacerle entrega del imprevisto paquete . . . cuando una avalancha de, hasta entonces pacíficos bañistas, de todas las edades, condiciones, tipologías y demás singularidades, se echó sobre el fardo y el socorrista, mientras tumultuosamente el personal enfervorizado, en traje de baño, iba apoderándose de las pastillas de “la mierda alucinógena”, poniendo en peligro la integridad del atribulado y expulsado socorrista . . . hasta que llegó la policía y apenas pudo recoger 500 gramos del “chocolate de la risa”. Como para tomarse en serio, ¿a quién o a quienes?.
En otro orden, he leído en la prensa que también el domingo pasado, en las antípodas del sur, en el norte de España, en las campas de Aixerrota, a las afueras de Getxo, en Bizkaia, se celebró un muy festivo y arraigado concurso de paellas al aire libre. Celebración que llega a recibir a 30.000 congregantes lúdicos alrededor de una actividad aparentemente muy inofensiva. Todo pareció transcurrir con normalidad, de disfrute y esparcimiento muy sanos hasta altas horas de la madrugada, comiendo y bebiendo, en cuadrilla, en armonía, . . . claro que, albergándose en la oscuridad, dos hombres parece que apartaron de la fiesta, contra su voluntad, a una mujer a la que violaron, según consta en la denuncia que esta misma mujer interpuso esa misma noche ante la policía. Por lo visto, no todo era fiesta, no todo era tan inocente.
Por otra parte y ya al día siguiente, las brigadillas de limpieza del municipio de Getxo recogieron 175 toneladas de residuos, basuras y demás sobrantes que, por lo recogido, les debía sobrar a los animosos congregantes. ¡Alucinante, y perdón por el palabro facilón!
Claro que hace dos años se recogieron 157 toneladas de residuos solo de vidrio.
Y es que parece que esto va de récord, si pensamos que hace solo quince años, en la misma celebración, solo se recogieron 15.000 kilos de basuras.
Indudablemente el ser humano siempre superándose.
Madrid julio – 2.016