¡vaya con las vueltas que da la vida! como para que se haya acordado, de mutuo acuerdo, abonarle un finiquito de 229.000 euros, ¿una bicoca?, ¿un finiquito con fundamento, con trampa, con el miedo metido en el cuerpo del gran partido?, ¿un salivazo viscoso sobre la ciudadanía pagana, sujeta a una reforma laboral que no contempla, desde luego, esos generosos finiquitos? ¿una bofetada infame a la necesidad insalvable de millones de compatriotas? . . . como ¡para que se jodan1 que maldijo la diputada Fabra (dixit: la voz de su amo)
Pues por eso mismo, sobre la depresión generalizada de una sociedad de a pie oprimida y esquilmada, en el rostro de los desahuciados, de los parados sin esperanza, de los trabajadores que han de someterse a todos los recortes, con una educación y sanidad públicas medio en cueros, en recesión permanente, ante una clase política corrupta y miserable que no se merece el menor aprecio de quienes la sostienen, ¡de momento!
Para que no nos callemos, ni siquiera de risa, tragándonos las lágrimas de la rabia infinita, ante nuestros capataces inhumanos, contra las cuerdas los desgraciados que no aspirarán que ni imaginarán jamás una migaja de el finiquito que dicen haber llegado a pagar . . . con los dineros que dimos . . . para otras cosas.
Y van tantos escupitajos que la náusea invade y sustituye a la indignación, un día sí y otro también, desenmascarados los valedores indignos del sistema que ofende y preserva a los canallas que no perdonarán ni un euro, engrosando sus arcas, aniquilando la dignidad, la decencia, la solidaridad . . . aunque demasiados disimulen que . . . ellos van a lo suyo. . .
Cuando lo suyo ojalá hubiera sido lo nuestro. . . cuando vinieron y llamaron enfrente y creímos que nosotros estábamos a salvo . . .
Y hoy ¿ya es demasiado tarde?
Torre del Mar 23 – marzo – 2.013