El arte dramático y el uniforme

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Su aspecto externo, como ocurriera con su padre adopvo, el depravado

Tiberio, era impoluto; los disfraces le daban el aspecto respetable que pretendía mostrar ante
su pueblo. Pero le resultaba imposible retener los gusanos que iban cayendo por gravedad de
las peslentes gusaneras que cubrían su cuerpo (a pesar de los caros perfumes) cuando asis0a
a actos públicos o privados. Demasiados cadáveres a sus espaldas.
El otro día la historia se repió: algunos de nuestros actuales ranuelos y alguna que
otra ranuela (seguida de una cohorte de mamporreras y mamporreros), enfundados en trajes
de alta costura, dejaron caer más de un centenar de enormes gusanos cuando agitaban brazos,
piernas y cabezas en protesta por el sacrilegio que, para ellos, suponía el hecho de que gente
vesda con ropa de Alcampo se sentara en sus proximidades como diputados y diputadas,
senadores y senadoras electos.
 
 
Antonio Caparrós Vida