-¿Cómo se asimila tener un éxito abrumador en el estreno de ´Oro Viejo´ en su propia tierra?
-La verdad es que en Málaga me he sentido genial, aparte de que es mi tierra y estaba toda mi familia, también porque me he visto muy apoyada. Además, el teatro estaba lleno de gente joven y eso me satisface, porque también hay bailarines que me van siguiendo. La verdad es que genial. Nos hicieron disfrutar y bailar de la mejor manera.
-¿Qué tiene de ´viejo´ el flamenco que no termina de conectar con el público joven?
-No lo sé, a lo mejor porque habría que educar a la gente. Quizás los jóvenes tienen una imagen del flamenco como si fuese algo un poco insoportable o aburrido. Y es que realmente para acercarte al flamenco puro te tiene que gustar mucho. A lo mejor hay gente que está diez minutos escuchando un martinete y no puede más. A los jóvenes la música o el baile más pop les atrae enseguida, porque está hecho para que enganche con sus estribillos. Por eso la música que más vende es la que tiene enganche, sea buena o sea mala. Bueno, en el caso de la danza en el flamenco es mucho más universal.
-¿Cuál es la parte que menos le gusta del flamenco como arte?
-A mí como arte el flamenco me apasiona y no hay nada que no me guste. Alguien que no se dedique a esto pero que sea flamenco de por sí, pues le gusta todo. La parte de la difusión o la venta es lo peor. Se necesita de un buen equipo, marketing y publicidad que trabaje igual de duro que tú en el escenario. Esa es la parte más débil.
– El flamenco viene en gran parte de la improvisación, ¿cuándo se hace un espectáculo tan medido se corre peligro de perder esa espontaneidad?
-Siempre uno puede elegir como hacer las cosas. La danza requiere de más técnica, aunque es verdad que un espectáculo está más montado. También hay artistas como Carmen Amaya que lo llevaban todo montado ´al dedillo´, aunque no lo pareciese o Paco de Lucía que ha estado horas y horas de pequeño estudiando. Está bonita esa parte de improvisación porque es lo que tiene el arranque. A mí personalmente me gustan las dos cosas, hay espectáculos que necesitan más libertad y otros que no. Además, puedes hacer siempre el mismo paso en el flamenco y darle una intención distinta.
-Y de los nuevos espectáculos como ´Hermanos de baile´ en donde se mezcla flamenco y estilos como el break dance, ¿qué opina?
-Eso es show, quien quiere hacer show pues coge lo mas llamativo de un sitio o de otro. Es divertido pero no es defender lo tuyo, sólo sirve para pasártelo bien y llamar a públicos muy distintos. No es algo que yo defienda. Más que nada, a esos espectáculos no los deben llamar flamenco. Es como los cantaores que fusionan con otras disciplinas, para mí eso no son cantaores. Que cada uno haga lo que quiera pero hay que saber un poco quién eres o lo que haces.
-¿Y qué piensa entonces de programas como ´Fama´ o ´Mira quién baila´?
-En el caso de los programas de televisión, al flamenco no le beneficia, les beneficia a ellos. El flamenco es una razón de vida, no un show ni tampoco un medio para sacarle dinero.
-Como amante del flamenco, ¿prefiere los bailaores actuales o los de antes?
-No sé, me gusta mucho lo que hay ahora. Desde Eva Yerbabuena hasta mi antigua profesora de baile. Me gusta lo que hay, algunas cosas más que otras. Lo que pasa que me gusta mucho más lo que había, sobre todo Carmen Amaya, aunque suene tópico decirlo pero es que es así. También Antonio ´El Bailarín´.
-El certamen Flamenco Festival es uno de los puntos, fuera de España, a los que le lleva su gira. ¿Es cierto que el arte flamenco es tan bien acogido por los extranjeros como dicen la mayoría de bailaores ?
-En esta ocasión vamos a Londres y me hace especial ilusión. El flamenco fuera se aprecia mucho pero depende de la cultura y educación de cada país. Hay ciudades más cálidas y otras más frías, porque a lo mejor tienen otra forma de expresarse. El flamenco es bienvenido en todos los sitios porque es tan pasional. Lo cierto es que se entiende muy bien, nada más es necesario que tener un poco de sentimiento para vivirlo.
Fuente. La Opiniñon de Málaga