. El fútbol enfrenta a once contra once que corren tras una pelotita para meterla al fondo de una de las dos redes que se erigen enfrente, una de la otra, con cualquier parte del cuerpo menos con las manos. En el fútbol la suerte es vital y a veces se domina el juego y no se gana y al revés, aunque casi siempre ganan los mismos.
El fútbol enfervoriza cuando la victoria cae de un lado y deprime cuando no es así.
El fútbol es un juego y no lo parece, también es un deporte de atletas habilidosos con la pelotita que obedecen a un entrenador que les ordena y manda o así.
El fútbol entretiene y para el tiempo durante noventa minutos más a menudo de lo que hubiéramos imaginado.
El fútbol concita fervores y desata fobias y filias, por unos colores, un himno, un club, una irracional fijación por un equipo que nos exalta o hunde, según.
El fútbol es muy fácil de seguir y hasta se puede uno despistar que enseguida se engancha otra vez. El fútbol engancha y atrapa, enardece y aburre hasta el pitido final, en el minuto añadido por previa pérdida de tiempo, suspirando por la victoria inapelable, cayendo en la desesperación cuando la derrota ya no tiene vuelta atrás.
El fútbol es el antídoto de la clarividencia que nos abruma, el sustituto visceral de la realidad que no se quiere ver ni recordar, el escapismo átono y mortecino por poder estar mirando la pantalla sin despistarse, en un sopor prolongado, en un impasse detenido, febril.
El fútbol es el circo, el pan se expide aparte, a precio de oro, mientras los muchachotes del balompié solo guardan respeto y veneración al dinero, mucho dinero, más dinero todavía, millones y millones de euros, mientras millones de entregados aficionados no se pierden un maldito partido de fútbol.
El fútbol resplandece entre la precaria mediocridad, bajo los focos, al albur del tiro al poste que sale hacia afuera o que entra hacia adentro . . . para que la vida cambie en un instante, un segundo . . .y la alegría sea incontenible y la tristeza insoportable vuelva a convencernos que siempre habrá otra ocasión . . .para poder vencer.
El fútbol es una droga moderna, es la dosis necesaria, imprescindible para seguir fijos a la pantalla, sin rechistar, dejando que matemos el tiempo viendo fútbol y más fútbol. . .y más fútbol hasta que no agotemos la esperanza en la victoria permanente . . .¡ojalá!. . . siempre gane nuestro equipo.
Torre del Mar 28 – agosto – 2.013