ESTE árbol se encuentra en El Palo. Esta calle, hasta no hace tantos años, era de casas bajas a una banda y otra. A la izquierda, siempre hubo un grupo de viviendas con un pequeño jardín delante. Sobreviven, pese a todo. En lugar de arredrarse, las especies que habitan esos pequeños paraísos a escala, se enfrentan con entereza al futuro.
LO tiene todo, este árbol que centra la imagen. A partir de un espacio acotado, ha decidido crecer a lo alto y al través. Parece que en su decisión incluye su voluntad de poder más que el edificio que le queda enfrente, cruzar la calzada y hacerse presente. De la imagen no se puede deducir si pretende hacer brotar de sí ningún cielo, pero, por si no fuera poco con su aportación de sombra y el cumplimiento con la condición de gratuidad de la belleza, se establece desafiando las partículas en suspensión; no llegará al cielo, pero se le ve bien asentado en la tierra. Ondean sus flores a la intemperie por todo lo alto, de ese color, morado, cuya ausencia cotidiana tanto se nota
Fuente.El Observador