De horror en horror, de masacre a masacre. Tras seis años de brutal guerra en Siria, con más de un millón de víctimas mortales, con más de seis millones de refugiados, a quienes no se quieren acoger en Europa.
Tras la penúltima barbaridad. Un ataque químico en Idlib, con más de 100 muertos civiles e inocentes, en Siria. Sin que se haya sabido quienes han sido los autores de tal masacre. A Expensas de una repuesta tras atroz.
Ayer, por la noche, sin previo aviso, sin la cobertura de las Naciones Unidas, unilateralmente, el presidente Trump dio la orden de atacar. 59 misiles lanzados desde dos portaaviones con base en Rota, España, iniciando un taque bélico que nadie sabe como terminará.
Y una mentira más. Trump apelando a supuestos nobles valores, dando la orden, iniciando una conflagración bélica, ante unas consecuencias terribles e imprevisibles.
¿Para salvar al presidente Trump?. Para articular un buen discurso para seguir fomentando el miedo y el odio.
Mientras seguirán aumentando las víctimas de carne y hueso, sangre y futuro destrozado, de rostro, de risas y de lloros, reventadas por el ataque de "una nación civilizada".
Por el gran negocio de la guerra, jugando al juego de la guerra, millones a millones, sin sentido, sin la unión debida de los países.
EEUU erigiéndose en el gran matón, contra los matones de los que se sospecha . . . mientras aumentan los millones en el haber de los honorables traficantes de armas.
Armas sofisticadas, armas modernas, mortíferas, químicas y convencionales, ¡qué sarcasmo!, asentando la desigualdad más absoluta, sobre los cimientos sólidos del miedo y el odio.
¿Hasta que reventemos todos?, ¿hasta que reviente la tierra?.
Y las mentiras decorando las verdades que solo son mentiras.
Torre del mar abril – 2.017