¿Puede vivir dignamente una persona con poco más de 7.000 euros al año? ¿Puede llegar a fin de mes una familia formada por dos adultos y dos menores con 14.700 euros? La respuesta está más cerca de lo deseable, a tenor de los 115.000 malagueños que subsisten con unos ingresos inferiores a los considerados suficientes para salir adelante, poniéndole rostro a ese 19,9% de la población que se encuentra por debajo del umbral de la pobreza. Así consta en el informe de Indicadores de Sostenibilidad 2013 de la Agenda 21 de Málaga elaborado por el Observatorio del Medio Ambiente Urbano (Omau), una radiografía de la situación económica y social de la capital en la que también se pone de manifiesto que la peor parte de la crisis se la están llevando los niños, con un tercio de los menores de 16 años (31%) viviendo en hogares que atraviesan una situación económica adversa. Un riesgo de pobreza que casi duplica al de los adultos (18%) y muy lejano también del que padecen los mayores de 65 años (20,8%).
Al margen de las edades, apenas hay diferencias entre sexos (19,49% en hombres y 20,37% en mujeres), pero sí que aparecen entre las distintas zonas de la ciudad. Mientras la mayor parte de los barrios se sitúan por encima del 20% -con los niveles más altos en el área que engloba a los distritos de La Palmilla y Ciudad Jardín (24,74%)-, el litoral Este (El Palo, Pedregalejo, El Limonar, Cerrado de Calderón o Pinares de San Antón) registra los datos más favorables con solo un 8,4% de sus vecinos situados bajo el umbral de la pobreza. A nivel formativo, los datos también son elocuentes: Casi cuatro de cada diez malagueños (36,4%) que no pasan de los estudios primarios lo tienen difícil para mantener unas condiciones de vida aceptables en el contexto social actual, una ratio que contrasta con el 3,18% que representan los titulados universitarios.
En el apartado social, los indicadores recabados por el Ayuntamiento de Málaga también reflejan que una de cada tres personas mayores de 75 años vive sola, alertando de que en muchos casos sus viviendas no reúnen las condiciones de accesibilidad y confort necesarios, además de que al vivir solos aumenta su vulnerabilidad socioeconómica y el riesgo de exclusión social propiciando casos de aislamiento. Un cada vez mayor índice de soledad que choca con los recortes en materia de dependencia y ayuda a domicilio y, sobre todo, con el déficit de plazas en residencias para mayores (612 para un total de 86.763 malagueños con más de 65 años).
Otros inficadores del informe:
VPO. De las 709 nuevas viviendas construidas en la capital en 2012, sólo un 5,1% (36) son de protección oficial.
Movilidad. El 42,5% de los desplazamientos se realizan en vehículo privado, frente al 11,2% que representa el transporte público y el 0,4% de las bicis. El 45,9% restante son movimientos a pie.
Zonas verdes. Cada malagueño disponía en 2012 de una media de 6,99 metros cuadrados de zonas verdes entre plazas, parques infantiles y parques urbanos y forestales. Supone un ligero aumento respecto a 2011 (6,85), pero sigue lejos de la ratio de 10 m2 que establece la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Ruido. El 24,4% de los malagueños está expuesto a más de 65 decibelios en horario diurno, el equivalente al ruido de un aspirador. Durante la noche, el 27,8% está expuesto a más de 55 decibelios.
Consumo de agua. El gasto medio en 2012 en los hogares fue de 110 litros por persona al día (112 en 2011). La media se eleva hasta los 140 si se incluyen la actividad industrial, empresarial y de oficinas.
Proximidad a servicios básicos. El 90,7% tiene una tienda de alimentación a menos de 300 metros; el 83,45% un colegio a esa misma distancia; el 58,14% tiene un centro de salud a menos de 500 metros y el 37,2% vive en un radio de un kilómetro de un hospital. La tasa más baja la aportan los centros de ocio (500 m), con un 24,7%.
Obesidad. Un 54% tiene problemas de sobrepeso