Ese es el primer reproche a la administración regional. Con las cifras de desempleo en cotas críticas, faltan buenas noticias; y ver el Metro aparcado en la vía muerta de la incertidumbre no contribuye precisamente a añadir confianza. Por supuesto se trata de una decisión administrativa coherente tras el estudio de mercado que desaconseja la inauguración ya que las instituciones deberían sufragar con doce millones las pérdidas acumuladas; pero las cosas se podían haber hecho mucho mejor. El retraso hasta 2013 se puede entender, pero no haber actuado fallando en los tiempos y además en las formas. A dos meses de la fecha oficial, se trata de una noticia frustrante para la ciudadanía; y dar el titular a los medios antes de analizar la situación con su socio en el proyecto no ayuda precisamente a transmitir confianza, por más que el Ayuntamiento tampoco siempre haya actuado con la lealtad deseable. Esa forma de actuar alimenta la conflictividad en lugar de fomentar la sensatez, y va a empeorar el castigo político que supone para la Junta desdecirse a pocas semanas de la inauguración en noviembre. Desde luego la administración regional debería meditar su acción en Málaga y el desafecto provocado por la decepción de proyectos estelares como el tren litoral o el macrohospital. Eso sí, ahora convendría actuar con racionalidad sin empeorar las cosas, e iniciativas como la reprobación de la Junta propuesta por el PP parece una ocurrencia escasamente meditada. De momento hay que exigir compromisos reales y realistas para que las obras del Metro no se vean penalizadas, manteniendo el ritmo de construcción del enlace de las líneas 1 y 2 en el centro de la ciudad. El Metro aún es un gran proyecto que dará oxígeno y calidad a la movilidad de Málaga, y hay que defenderlo
Fuente: Diario Sur.