por invocación interpuesta a la persecución que sufren, ¡pobres lobitos buenos!, han de soportar que ellos “mangonearon, prevaricaron, montaron tramas criminales, empeñados en enriquecerse hasta la obscenidad, mediante irregularidasdes a toco mocho, empezando por el sacrosanto partido para terminar en el alguacilillo del pueblo más remoto . . .”, como para que ahora “no encuentren defensa alguna” ¿o sí? En la población buena de récord que comprende, perdona, olvida . . . más rápido incluso que los que lleguen a darse por perjudicados puedan echar “pelillos a la mar”.
Y es que no hay manera de parar tanto horror, día tras día, con tanto “inocente, incompetente, no se sabía nada, se les pasó, surgieron ranas y sapos en las charcas enfangadas de mierda y corrupción” que, ¡ojito!, no salpicaron ni una mácula en los y las imponderables líderes y lideresas . . . que no se dan por aludidas ¡con toda su razón!, porque ellos y ellas son inocentes de todo imponderable.
Y en esas estamos, “desolados, devastados, esquilmados, rapìñados, burlados, timados”, como para ¿tomárnoslo muy en serio?, cuando parece que volverán los golfos, perdón los lobitos buenos, a gobernar, los mismos que, ¡pobrecillos!, no sabían nada de nada.
Como para que ahora pretendan algunos hacerles “pagar algunas facturas”, a los “choricitos de cantimpalo”, ¡benditos!, con lo bien que les va a algunos, ahora que ya nos aseguran que todo va viento en popa, y que más vale una miseria y un trabajo de esclavo que nada por aquí nada por allá. Y volteamos todos las campanas, ¿de la euforia?, porque para ellos “España es una cosa seria”, ¿a qué sí?, al menos “sus privilegios, su poder, sus aforamientos, sus cambalaches, sus cuentas escondidas, sus colecciones de plumas estilográficas de a 6.000 la unidad, o más, porque ellos y ellas pueden, y el hormigón armado se desmorona ante su roce, porque pueden y les da la gana”, tan seguros de su triunfo, porque ellos peroran su inocencia y denigran la mala fe del adversario.
Y esa es la historia y uno recuerda el “¡Vivan las caenas!” de la época de Fernando VII, el rey felón, y solloza en silencio, y entonces recuerda también la ejecución de Mariana Pineda, paisana granaína, ejecutada el 26 de mayo de 1.831, por haber aspirado a bordar una bandera por los “liberales de entonces”, por la causa de la libertad de las clases populares frente al absolutismo imperante . . .ahorcada con 26 años, una mártir que ¿nadie saca en procesión?, relegada al olvido, tal vez o seguro.
Porque, después de todo, es tan fácil seguir al dictador Franco que supo aconsejar bien ¿?, cuando repetía aquello de : “Haga como yo, no se meta en política”.
Y es que este “país de nunca jamás” duele ya hasta el tuétano de la vergüenza doblegada ante la desvergüenza que saldrá ¿airosa?, pues probablemente.
Y todos tan felices, y todos más vasallos ante señores que ¿se merecen de verdad nuestro olvido y pasotismo?.
Pues por eso.
Torre del Mar mayo – 2.016