Al realizar esta obra, mi intención ha sido que a través de sus páginas, el lector pueda pasear la imaginación con el mayor rigor posible sobre el antaño de estas fértiles tierras, donde tanta importancia tuvieron las aguas que regaron sus campos y las de un mar pleno de abundante pesca por entonces. Ambas dadoras de vida a un barrio que, a poco de nacer, ya tuvo vocación de pueblo.
He tratado que sus páginas se impregnaran de los aromas camperos de sus cercanos entornos, profusos de abundante flora y extensa fauna, y de la agradable brisa de unas playas a las que no les faltan historias que narrar, ni barcas que navegaran buscando el diario sustento de la pesca. Procurando dar a conocer lo más importante de un lugar donde a lo largo del tiempo, familias campesinas y pescadoras, se afincaron y formaron industrias con sus productos más importantes: la abundante pesca y la dulce uva, en unión de los demás productos de los campos generosos, que por entonces rodeaban las escasas casas de las tierras paleñas.
Ofreciendo en sus hojas la posibilidad de entender aquel núcleo de ciudadanos de mediados del siglo XIX, formado en El Palo por gente castiza, que vivió atrapada en la escasez de medios económicos y de una vida nada fácil, pero que disfrutaba de un clima único, cálido y acogedor, alegre, claro y tranquilo como el mar latino, y el verdor de sus huertas.
En su interior, el lector encontrará variadas historias del ser y hacer de la Madre Naturaleza y del hombre, que le acompañarán por esta área de las mejores esencias malagueñas, en la que hoy día todo ha sido remozado, siendo una moderna y pujante barriada, que se encuentra muy lejos de aquellos tintes de pobreza que ofrecían antaño sus cuevas y chabolas.