En febrero de 1986 se inauguró el edificio del centro de salud de El Palo, con la asistencia del entonces consejero de Salud, Pablo Recio. Fue el primer que se abrió en Málaga y supuso un paso adelante en el incipiente desarrollo de la atención primaria, un modelo que trajo consigo una mejora en la asistencia a los pacientes y que puso en marcha los programas de prevención y promoción de la salud.
Una de las grandes transformaciones fue que los médicos dejaron de trabajar 2,5 horas diarias en los cupos de los consultorios para tener una jornada de 40 horas semanales en los centros de salud y que los profesionales de enfermería ganaron en independencia y cobraron más protagonismo.
Dos médicos de familia pioneros en la atención primaria de Málaga, ambos con plaza en el centro de salud de El Palo, Antonio Manteca (que fue delegado de Salud y gerente provincial del SAS) y Francisco Alcaine (primer director del centro de salud paleño), echan la vista atrás y cuentan sus recuerdos de esos años en que vivieron unos cambios de gran calado.
Antonio Manteca fue el primer médico que hizo en Málaga la especialidad de medicina de familia y comunitaria, creada en 1979 con 500 plazas para toda España. El gran impulsor de esa rama de la medicina fue el doctor Segovia de Arana, que era jefe del servicio de medicina interna del Hospital Puerta de Hierro de Madrid. Los centros de salud se pusieron en marcha siguiendo el modelo que había en Finlandia Antonio Manteca empezó su formación como médico interno residente (MIR) en el antiguo Hospital Carlos Haya en 1979. Tenía por delante tres años de formación en una época en que todavía ni se había creado el programa de la especialidad de medicina de familia (se hizo en 1983). De la coordinación de esos estudios en Málaga se encargaba el médico José María Romero. Cuando Manteca ya tenía en su poder el título de especialista (1982), la Junta de Andalucía empezó a poner en marcha los primeros centros de salud en modo piloto o de prueba.
En el caso de Málaga, se decidió que el centro piloto fuese el consultorio de El Palo, que en esas fechas estaba situado en un local de la avenida de la Estación, adonde llegaría Antonio Manteca en 1983. «Los centros de salud se crearon de forma oficial a través de un decreto aprobado en 1984. Para ello, se siguió el modelo finlandés de atención primaria», explica el doctor Manteca.
Al año siguiente se constituyeron las zonas básicas de salud y los equipos de atención primaria. De ese modo, desaparecieron los cupos médicos de 2,5 horas diarias y los profesionales de primaria empezaron a trabajar 40 horas a la semana Ese cambio tenía como objetivo aumentar la calidad de la asistencia, ofrecer una dimensión nueva a los enfermos crónicos, incrementar el tiempo de dedicación de médicos y enfermeros e integrar la prevención y promoción de la salud junto a la asistencia, señala Antonio Manteca.
El centro de salud de El Palo, tras un tiempo funcionando como tal en el local de la avenida de la Estación, estrenó edificio en febrero de 1986.
«Estábamos en una especie de páramo; cuando llovía el suelo se convertía en un barrizal. Junto a nosotros solo estaba construida la Comisaría de Policía», recuerda Manteca. Por su parte, Francisco Alcaine, que era el director del centro de salud, dice que entonces trabajaban 12 médicos (ahora hay 22) y destaca que otra novedad fue que los profesionales de enfermería dispusieron de una consulta propia, tuvieron asignada la misma población de cupo que los médicos e hicieron más labores propias de enfermería que tareas burocráticas. «Fue un momento histórico; se pasó del consultorio al equipo de atención primaria», asegura el doctor Alcaine, que durante 18 años ocupó la dirección del centro de salud paleño y que ensalza la labor de los adjuntos de enfermería que ha tenido el centro, en especial la de Juan Carlos Morilla, ya que todos han contribuido a hacer mejor las cosas.
Cita previa Una de las cuestiones que se implantó con la creación de los centros de salud fue la cita previa, reflejan los doctores Manteca y Alcaine. En los consultorios, los números de cada día se daban por orden de llegada y no había un tope de citas, hecho que favorecía la picaresca. Así, había personas (los denominados ‘cartilleros’) que iban al centro sanitario a primera hora y cogían números para amigos, vecinos y conocidos, dice Manteca. Para evitar situaciones de ese tipo y que hubiera días en que en una consulta se atendiera hasta a 110 pacientes, se estableció en el centro de salud de El Palo la cita previa y un máximo de 35 enfermos por médico, recuerda Francisco Alcaine.
Para dar una mayor accesibilidad a los usuarios, se acordó que cada facultativo trabajase una tarde a la semana. Asimismo, para los casos que no podían esperar, se habilitó una consulta de urgencia, que en la actualidad se llama de atención no demorable. «Contamos con el apoyo de la asociación de vecinos para poner en marcha la cita previa y, de esa manera, garantizar la calidad de la asistencia», afirma el doctor Alcaine. «En todos los años en que fui director tuve un equipo de profesionales muy comprometidos», añade este médico de familia.
«Disponer en El Palo del sistema de cita previa, por el que a cada paciente se le asigna un día y una hora para la consulta, fue un logro que, con posterioridad, se extendió al resto de centros de salud andaluces», indica Antonio Manteca. «Aquellos fueron unos años de muchos cambios y de mejoras, que llevamos a cabo con gran ilusión», recalcan estos dos pioneros de la atención primaria malagueña.