Allá por finales del siglo XIX, sobre el año 1885, a un señor de El Palo se le ocurrió la genial idea de vender espetos en un `recachito´ de la playa de este emblemático barrio malagueño.
Concretamente, `Migué el de las sardinas´, como se le conocía, que ya asaba este pescado con tan sólo doce años, puso su negocio en la zona donde actualmente se encuentra el Instituto Católico de Enseñanzas Técnicas (ICET), donde hoy, a partir de las 20.30 horas, el Ayuntamiento inaugura un monolito para homenajear a este espetero y a todos los que han ejercido esta profesión en Málaga durante décadas.
Para completar la celebración, los merenderos de la zona servirán espetos de sardinas asadas y cerveza al simbólico precio de 1,50 euros al caer la tarde, como manda la tradición. La recaudación se destinará a sufragar parte de los gastos del monolito. Además, una exposición con las 50 imágenes más significativas de la época, en las que se puede ver la actividad de los merenderos, permanecerá abierta en las instalaciones del ICET.
Aunque el arte de amoragar -asar las sardinas- es una tradición que viene de siglos atrás, Miguel fue el primero al que se le ocurrió vender espetos, puesto que antes los pescadores asaban las sardinas para alimentarse después de faenar, al considerarse un pescado de escaso valor en el mercado. Así fue como este espetero de El Palo se convirtió en el impulsor de toda una saga de merenderos que explotaron este negocio ideado por él, y gracias ellos hoy podemos disfrutar de la degustación de sardinas asadas casi en la orilla del Mediterráneo. Un manjar que no por sencillo deja de ser exquisito.
Merenderos históricos. Establecimientos como el de Pepe Segovia `El Pantalones´, Gregorio `El Cojo´, o Miguel `El Funa´ fueron los sucesores de un arte que es continuado por establecimientos como El Baradero , La Lonja, Cueva del Mar, Casa Pedro, Los Marineros y Carrasco, entre otros, que hoy colaboran en la iniciativa y que se han convertido, a lo largo de más de cien años de historia, en una de las señas de identidad de la bahía malagueña y en un reclamo más del turismo.
Pero el arte de Miguel no se limitaba a asar sardinas. En una ocasión, el rey Alfonso XII visitó Málaga con motivo de un terremoto que había provocado graves daños en la Axarquía. Tras servirle el plato marengo, observó que el rey iba a comérselas con cuchillo y tenedor; sin dudarlo, le espetó la siguiente frase: "maestá así no, con los `deos", para hacerle ver que el `pescaíto´, en Málaga, se come con las manos.
Reactivar la zona. Sin embargo, los merenderos y la restauración en general de El Palo no parecen pasar por su mejor momento, según afirmó Rafael Prados, presidente de la Asociación de Hosteleros de Málaga en la presentación del evento, debido a los diferentes problemas de accesibilidad y de estacionamiento de la zona. Por ello, uno de los objetivos de este homenaje es reactivar a los merenderos. "Queremos recuperar un espacio histórica de restauración de Málaga. El Palo no está pasando por un buen momento y nos vamos a volcar al máximo de nuestras posibilidades para recuperarlo", afirmó Rafael Prados.
Para Antonio Rodríguez, más conocido en El Palo como `Falele´, vicepresidente de la asociación de vecinos, también destacó la necesidad de realzar la zona, "que tiene muchas dificultades con los aparcamientos y con el espacio en la playa". "Necesitamos un revulsivo para la hostelería, ya que desafortunadamente hemos ido perdiendo la pesca, que ya apenas tiene actividad", dijo Antonio.
Por su parte, Miguel Briones, delegado municipal de Cultura, afirmó que el Consistorio tiene la intención de prolongar esta iniciativa en los años próximos, y que se está barajando como posible fecha el primer viernes de septiembre.
Hoy, hosteleros, vecinos y el Ayuntamiento se unen para rendir un merecido homenaje no sólo a `Migué el de las sardinas´, sino a todas aquellas personas relacionadas con las diferentes actividades del mar que han desempeñado esta dura labor en el litoral de Málaga.
LA OPINION DE MALAGA