El primer milagro de Jesús Cautivo fue que lo hicieran»

-¿Recuerda el día en que vistió al Señor por primera vez?
-Es difícil de recordar. Mi inclusión en el equipo de vestidores se produjo de la mano del ya desaparecido José María Marzo, aunque, debido a su edad, delegó en mí muy pronto, prácticamente a los dos años de que comenzara a ayudarle.
-¿Por qué usted y no otro?
-Yo entré en la cofradía en 1954 de la mano del hermano mayor, Enrique Enríquez, ya que estudiaba con su hijo en la Escuela de Comercio y teníamos una gran amistad. Ellos conocían mi devoción por el Cautivo y mi vinculación con la parroquia de San Pablo, donde me preparaba para recibir la primera comunión. Vivía en calle Rafaela y siempre me gustaba estar en la iglesia y cuidaba de la capilla.
-¿Cree en la casualidad o piensa que el Cautivo le puso en su camino?
-Estoy convencido de que me puso en su camino. Mientras que los niños de mi edad se iban a jugar a la pelota, yo me iba junto a mi Cristo, pero sin tener la más leve sospecha de que iba a llegar a tener el honor de ser su vestidor.
-¿Llevar medio siglo vistiendo al Señor es algo que marca y condiciona la vida?
-Claro que sí. Estar cerca del Cautivo hace que recojas el amor que el pueblo le demuestra durante todo el año. Este hecho hace que tus sentimientos se sitúen muy cerca de los de aquellos que sufren y también de los que van a darle gracias.
-¿No cree que se pueden confundir devoción con fetichismo o fanatismo?
-Hay que estar en la mente de cada uno de los que se postran ante Él para rezarle. Lo que es evidente es que todo el que lo hace, lo hace movido por la fe.
-¿Es un referente religioso hasta para los que se declaran ateos?
-Sólo hay que estar delante de su capilla cualquier día del año para comprobar que allí lo visitan, probablemente, personas que no creen en nada más que en Él. Esto me lleva a pensar que el Cautivo es como una puerta que se abre para ellos.
-¿Cuál fue el primer milagro del Cautivo?
-El primer milagro fue hacerse a sí mismo; que encargaran la imagen.
-¿Pensaba que iba a cumplir 50 años como vestidor?
-Nunca lo podía haber previsto. Ha sido su intercesión y los distintos hermanos mayores que han gobernado la cofradía los que me han permitido estar tantos años.
-¿Qué es lo más difícil de su labor?
-Amarrarle las manos. Siempre me acuerdo cuando lo hago de una estrofa de una saeta en la que acusan a quien lo hizo por primera vez hace dos mil años. Vestirlo es todo un honor, pero le ato las manos porque tiene que seguir conservando su iconografía.
-¿Cuántos le han preguntado por el ventilador?
-Jamás tuvo un ventilador ni ningún otro aparato o artilugio que haga que su túnica se mueva el Lunes Santo en su trono. Sencillamente, la cola de la túnica va literalmente sellada con alfileres al monte de corcho y eso provoca ese efecto, cuando el aire penetra por los lados de la peana. Y parece que va andando.
-¿Cuántos alfileres ha utilizado en estos 50 años?
-Unos 7.000.
-¿Cuántas veces ha tenido que atarle las manos?
-Alrededor de 400.
-¿Qué significa el Cautivo para Málaga?
-Es su Señor.
-¿Málaga sería la misma sin su Cautivo?
-Desde mi punto de vista, evidentemente no. Málaga es el Cautivo en Semana Santa, pero también el resto del año. Es más que una imagen que sale a la calle el Lunes Santo, es todo un fenómeno social.
-¿A qué cree que se debe ese enorme poder de atracción que ejerce?
-El pueblo es soberano y te da la respuesta. Nadie los llamó cuando en 1940 salió por primera vez. Sin embargo, aquella estampa de un Cristo ´pobre´, maniatado, sin lujos en su túnica ni en su trono, con rostro de misericordia y perdón… impactó en todos los que lo vieron por primera vez y, a partir de ese momento, la devoción no ha dejado de crecer.
-¿Ha podido colaborar en ese halo de misticismo que rodean al Señor la gran cantidad de mitos que se han creado?
-En torno a un hecho relevante, siempre hay personas que quieren saber o que pretenden dar motivos que creen ser ciertos. Como que Martín Simón se quedó ciego, lo que es falso. O que el Cautivo llevó una túnica morada. Nunca vistió ninguna túnica de otro color. O, sin ir más lejos, la leyenda urbana del ventilador…
-¿El Cautivo sería el Cautivo con una túnica de distinto color?