Desde que a finales del XIX comenzaron a crear su propia mitología, los chamanes de las comunidades de creyentes nacionalistas suelen tener sumo cuidado en no pronunciar demasiado la palabra «España», no se vayan a contagiar.
En la mayoría de los casos optan por la variante «Estado» o «Estado español», para dejar claro que la única nación milenaria y cañí es la de ellos y que España es un invento administrativo impuesto por Madrid, Felipe V, la Transición o algún otro ente diabólico.
En Málaga, tierra de acogida en la que no cuenta la limpieza de sangre, la reivindicación del terruño jamás ha alcanzado tan altas cotas de señoritismo excluyente, lo que nos permite contar con una calle España sin que hasta la fecha haya sido objeto de ataques ultras.
El que se haya librado de hordas con banderitas, sin embargo, no ha evitado que nuestro Ayuntamiento la tenga hecha unos zorros, de lo que dan cuenta, sobre todo, los sufridos peatones que tratan de caminar por sus aceras.
La calle España en cuestión se encuentra en El Palo y une la calle que recuerda al escritor Antonio Trueba con la del también escritor Luis Taboada, conexión que hace años reivindicó la Asociación de Vecinos del Palo y que se materializó en los 80 con la cesión de un trozo de terreno de la urbanización Villa Cristina, pues antiguamente era una vía sin salida.
Pero el proyecto urbanístico de nada sirve si la calle es un incordio para cualquiera que desee andar por ella, sin necesidad de realizar un cursillo de supervivencia.ADEn SPOTICAR encontrarás vehículos de todas las marcas con hasta 3 años de garantía.VEHÍCULOS DE OCASIÓN
Porque en esta vía de estrechas aceras faltan alrededor de una decena de alcorques y a la mediación, una palmera reseca y alicaída invade con sus luengas palmas toda la acera. La opción es atravesarla como quien embiste al enemigo o saltar a la calzada.
Por el caótico estado de mantenimiento recuerda a la calle sin nombre que desde hace lustros malvive entre la comisaría de Policía de Málaga Norte y el Centro de Salud de La Palma-Palmilla en la avenida de La Palmilla, de la que volvimos a hablar hace unos días.
La situación empeora un par de veces al día porque la cercanía de una guardería infantil (en la misma calle) y del Colegio San Estanislao (con la entrada de Infantil por Luis Taboada) empuja a muchos conductores a subirse a la acera con el coche.
Así que, con el paso cortado, con los tramos libres perlados de alcorques vacíos y con una palmera salvaje digna de Faulkner, la única solución que tienen los peatones, algunos de ellos con niños o nietos pequeños a los que acompañan al colegio, es jugársela por la carretera y que Dios reparta suerte.
Que la ‘Iglesia de la Independentología’ no añore España se entiende. Que nuestro Ayuntamiento tenga la calle España como la tiene, no.