Con los propios o con los herederos admiradores conmilitones de quienes fueron tanto y han resultado tan desastrosos, a partir de tanto perillán inoperante, ramplón y rapaz, insaciable y facineroso . . .que han ido asolando el mundo que se desangra, en cueros y sin horizonte, de nuestra pequeña patria a las civilizaciones, otrora poderosas, hoy en pleno declive, de cuando nos hicieron creernos dueños de «todo y que resultó nada».
. .enarbolando banderolas patrioteras, miedos exacerbados, odios y miedos, al desamparo de unas políticas que nos han llevado y nos llevan al abismo que nos abruma, cuando ya solo nos quedan nuestras propias fuerzas y las de nuestros iguales.
Y es que se eche la mirada donde uno elija. Bajo los auspicios de la gran verdad, inquebrantable, sagrada, ¡la de la desigualdad! Creciente, insensible, imparable. . .que proclame el destino de cuantos millones no llegarán a saborear la fe en nuestras propias posibilidades.
Desde un continente entero, el africano, hundido, enfermo, contaminado, podrido y abandonado, esquilmado, condenado . . . hasta el fin del gran imperio que creíamos indestructible, la gran civilización todopoderosa. . . venido a muy menos, venida a nada, tronchadas las ínfulas, practicando el austericidio que enriquece obscenamente a unos pocos y aniquila el bienestar, los derechos, la igualdad de la mayoría.
Con los oráculos pavoneándose con sus mantras hueros de mentiras y vanidades. . . para que solo importe pisar al vecino, imponerse al resto. . . Desde las guerras inacabables, mortíferas, letales, asesinas, fratricidas, mortíferas, crueles, de puro y maldito odio, como para aguantar que los drones hayan sustituido la suciedad de la maldad humana con quirúrgica asepsia, mientras el fanatismo crece, decapita seres humanos y tiene eco la perversidad . . .
frente al mal ejemplo quienes tuvieron y tienen el honor de dirigir al género humano, cuando llegamos a creernos que eran honorables quienes nos representaban. . . y solo nos robaron, y nos mintieron, y nos mienten, y nos roban. . .porque siguen creyendo que nuestras necesidades son menores que las de nuestros devastadores gobernantes. . . hasta llegar a institucionalizar el latrocinio burdo y obsceno, bárbaro y sistémico, cuando facinerosos de tan poco pelo y de gran honorabilidad, inexistente, impostada, no tienen el menor sonrojo en seguir protegiéndose, como si de una clase aparte se tratara, algo así como una «casta»,
con finiquitos infumables, comisiones intolerables, sobresueldos negados y recibidos sin duda, pringues, chantajes, cohechos. . .supermillonarios. . .para que puedan volver a repetir el «trágala» de que no llega para todo, sobre todo para la educación y la sanidad, por ejemplo, aunque nieguen mil veces la evidencia de sus tropelías y recortes, afirmando que todo «va un poco mejor» y «que es mejor casi nada que nada». . .
y que aún deberemos aguantar más y más con el voto a la confianza que nos piden los corsarios que nos han llevado a la debacle. . . que no reconocen y disfrazan. . .de crisis, siempre que lleguemos a creernos que igual dentro de poco habremos de llegar a final de mes con las justas apreturas para sentirnos . . .agradecidos a nuestros amos y señores. ¡Amén!
Porque el sarpullido ya se ha instalado en nuestra desgracia colectiva. . .ante los voceros, paniaguados, estómagos agradecidos y listillos robaperas. . .a las órdenes del nuevo mensaje oficial. . .atentos a las migajas que nos den. . .por serviles y sumisos, mientras el nuevo mundo adora al «Becerro de oro» que solo atenderá la plusvalía de los pelotazos inevitables y al sacrificio inagotable del pueblo sumido, céntimo a céntimo, en una pobreza tan digna y decente como injusta. . . pese a nuestros gobernantes que dicen que . . .»ya saldremos». Torre del Mar 20 – agosto – 2.014