«Estamos ante dos impertinencias iguales». Flaubert

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Porque al cabo se trata de banderas y de soflamas, por mor de enardecer ánimos y embrutecer razonamientos.

Cuando el contrato social se rompió el desamparo fue mayúsculo, y aún hoy estamos pagando esa orfandad, sujetos a los lemas que nos vayan reduciendo a apretar las filas bajo "la retórica de la intransigencia".

Dados por perdidos, tal vez, aquellos logros económicos, sociales, políticos que nos entusiasmaron ¿más allá de nuestras posibilidades?

A un paso del encontronazo impredecible, sin que haya a la vista nada halagüeño por lo que entregarse a la causa, ¿qué causa?, ¿buscándonos en nuestras propias tribus?, a merced de la representación callejera, visceral, patriótica … que intentará justificar el desbarre de nuestros dirigentes.

Mientras el asunto se nos ha ido de las manos.

Aunque resulte que nada menos que el 85% de la población catalana esté a favor del "referéndum pactado", ¡ojo!, "referéndum2 y "pactado".

Mientras ningún ¿responsable? … político actual, de un bando u otro, asegure la cordura y el compromiso para llevar a cabo ese, hou por hoy, ¿inimaginable?, "referéndum pactado".

En tanto el contrato social se ha hurtado de las demandas y del horizonte inmediato, tanto a una orilla como a la otra del río Ebro.

Porque aún sufrimos y, ¿por cuánto tiempo más?, seguiremos padeciendo la rebaja de los derechos perdidos, a partir de la catástrofe de los años 2.008 al 2.011 y que sigue ahondando en la inflamación de los sentimientos patrioteros, mientras se trata de olvidar la reivindicación del futuro que pinta rácano, precario, retrógrado.

A merced de la tiranía económica, social y política que ya nos ha marcado, a expensas de la sumisión y la resignación de una población que ahora ha encontrado la gatera de la exultación nacionalista, dentro ofuera de la ley.

Consagrada la Constitución al servicio de un poder aliado con el "nuevo orden mundial", habiendo olvidado aquella infausta noche en la que el PP y el PSOE "modificaron" la intocable Constitución para que se premiara el pago de la deuda nacional sobre las necesidades reales de la sociedad.

Porque, insisto, estamos olvidando que el contrato social está roto, así como que la ultraderecha ha entrado en el Parlamento alemán, y ¿gobierna en EEUU, en Polonia, en Hungría? … ¿o no?

¿Y en nuestro país?, ¿alguien se acuerda, por ejemplo, de la Ley Mordaza, aún en vigor?, y ¿que gobierna el partido que implantó la actual Reforma Laboral?

Mientras las banderas se ondean para enfrentarse, ¡oé, oé, a por ellos, a por ellos!

¡Pues por eso!

 

Torre del Mar septiembre – 2.017