«Esto no ha sido gratis . . .»

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y que salimos pues de esa dictadura para llegar a convertirnos en buenos y dóciles demócratas, hasta el día de hoy, reivindicando que nuestros padres y nosotros mismos fuimos y hemos sido "ciudadanos ejemplares", añadido el mérito por el que lo hemos llegado a ser sin referencias académicas puesto que carecemos de la asignatura de Educación para la ciudadanía, extirpada por "muy perniciosa", por el actual PP en connivencia con una jerarquía católica muy celosa de sus prerrogativas. Todo ello en pos de "una libertad sin ira", desde la máxima repetida en los hogares de "significarse" lo menos posible, sin afanes politiqueros que al cabo sólo traerían quebraderos de cabeza.

Desde el punto, rememorando la historia muy adocenada y muy reacia a ser recordada, en la que se cuenta que Franco se murió en la cama, con todos los honores y respetos institucionales, con las víctimas acumuladas y calladas desde cuando les masacraron y fusilaron y enterraron en fosas comunes, a la espera de que "nos tutelasen" una democracia muy domesticada, una democracia en la que los padres de la misma lo fueron, desde exministros franquistas ante generosos comunistas, mientras los militares vigilaban de cerca, marcando las reglas de juego, desde la teoría de que había que arreglarse para seguir trincando y "modernizándose", ¡qué remedio!, los tiempos modernos que empujan y conforman una ciudadanía ¿muy domesticada?.

Hasta el momento de haberse consolidado una democracia, "a pachas", una vez visto que el negocio era redondo, y se "iba muerto", cuando aún la democracia estaba en pañales y nos llegamos a creer que era posible universalizar, por ejemplo la sanidad y la educación, de modo gratuito y público, mientras esa democracia se iba haciendo "adulta", expurgando los elemento distorsionadores de izquierdosos incontrolados hasta haber llegado a la actual parusía de la derecha, del centro derecha, del liberalismo . . . que tiene respuesta para todo y que va desmantelando, muy democráticamente, lo que llegamos a soñar en contra de la realidad de una "transición a la democracia", cuando nos llegamos a creer que era posible … "un mundo mejor", hasta conseguir instalar una democracia en la que la reprobación de dos ministros de una mayoría del Parlamento tiene menos efecto y eco que el picoteo tonto de una mosca pesada e inofensiva.

Para haber venido a celebrar el cuarenta aniversario de una democracia que se cae en pedazos de inmoralidad consentida, de corrupción sistémica y estructural, con un treinta por ciento de la ciudadanía pobre de solemnidad, con una clase política en el poder que se ha dedicado con eficiencia a sostener a los hampones de colegueo y partido, pasándonos por nuestras narices una amnistía fiscal declarada "ilegal", y qué, y luego vamos todos al besamanos y al saluda ante los reyes que su dios guarde.

Para ver si el próximo aniversario que se celebre el robo y el dolo ya forme parte de la institucionalización muy asumida y recogida como mérito indudable, porque se ha llegado al punto cero deseado y soñado por quienes ya celebraron la victoria hace muchos años, en la España negra de la patria en peligro … de la patria que llegaron a salvar los salvapatrias que parieron irredentos salvapatrias de toda la vida.

Habiendo empezado por obviar nuestra historia reciente como algo que no se debe ni enseñar ni aprender, con aún cerca de compatriotas aguardando la exhumación digna y decente.