Un álbum en el que afronta el reto de interpretar canciones tan icónicas como Yo soy esa, Suspiros de España o ¡Ay pena, penita! De hecho, Estrella asegura haberse enamorado del género y de sus principales intérpretes, Lola Flores, Imperio Argentina, Concha Piquer o Juana Reina: «Todas ellas me ayudaron a entender que la copla era la vida misma». Pero, por otra parte, Estrella reconoce las implicaciones que la copla tiene en un país como el nuestro, que inmediatamente identifica a estas canciones con regímenes políticos de infausto recuerdo o determinadas opciones políticas. Y, en ese sentido, Estrella ha abogado por huir de esas connotaciones reivindicando el valor de estas composiciones como mapas sentimentales de varias generaciones. «Mi música cada vez tiene menos bandera, menos patria y menos himno. Mi música viene del corazón y de los sentimientos» ha afirmado al respecto. Su reivindicación del género popular por excelencia en nuestro país aleja a Estrella Morente de las formas flamencas que han caracterizado su carrera. Apoyándose en el productor Isidro Muñoz, que de alguna forma ha venido a suplir la irreemplazable ascendencia de Enrique Morente sobre este disco, Estrella se enfrenta a estas versiones interpretadas por una banda de música, con los vientos y las percusiones como protagonistas, en la más pura tradición española.