Futuro a pesar de quienes, desde el poder y jugando a las “agachadillas, nos hablan de cambio de tendencia, ¿para quienes?, con el beneplácito de la Virgen del Rocío, vía Fátima Báñez, con la alegre inconsciencia de quienes repiten y repiten que dictan desde las cavernas del partido. . . a pesar de que nadie vea nada que luzca en el horizonte, en contra de las proyecciones de la OCDE que hablan de un paro para 2.014 que alcanzará un 27,8 % de la población activa, en contra del desaliento que produce saber que el 55% de la población juvenil no encuentra un puesto de trabajo digno y decente, a pesar de que con todo lo intentan a diario quienes necesitan mantenerse a flote aunque sea medio ahogándose.
A pesar de que las expectativas siguen ennegreciéndose cuando, desde Inglaterra por ejemplo, llega el contrato laboral de libre disposición horaria por el que el posible trabajador ha de estar a disposición, y nunca mejor dicho, exclusiva del empresario que le “precisará” por horas, cuando lo necesite y siempre a la entera disponibilidad de la parte contratante, para poder y tener que “trabajar por horas y cobrar por horas”, hoy un par de ellas, mañana ninguna, pasado cuatro. . .así hasta la aniquilación completa y alienante del trabajador a expensas, no de sus elementales necesidades si no exclusivamente de las de su empleador.
Como también nos llega, por ejemplo de Alemania, otra variante de posibilidad de empleo en la que los aspirantes habrán de fijar lo que están dispuestos “a ofrecer” para cobrar, naturalmente con la nada secreta evidencia que logrará la colocación quien menos “ofrezca” para cobrar.
Se llame esclavitud y lo disimule bastante bien. . . así se presenta el futuro, desde la reforma laboral tan alabada por el sector empresarial hasta la inapelable dependencia del sector empleado para sufrir y aguantar cuanta injusticia laboral y social pueda soportar.
¿Futuro? pues, negro, injusto, escandalosamente oscurecido por la insaciabilidad del capitalismo más voraz que ha encontrado un imprescindible aliado en la casta política, plegada a las exigencias de quienes se han apoderado de los resortes de una economía codiciosa, implacable y salvajemente insaciable.
Como para que aún nos conformemos con las migajas que van desprendiéndose del gran mantel donde se reparte la pitanza que devoran a diario, a la vista y admiración de demasiados pobres de cuerpo y espíritu que ya solo aguardan, “no el milagro de la primavera” que cantó el poeta si no el milagro de la pura e incierta supervivencia, de aquella indigencia que rime con iniquidad, de esta necesidad que rime con precariedad, de la injusticia social y laboral que no va dejando títere con cabeza. . . mientras callamos y aguardamos que aún lograremos ver una luz al final del túnel . . . que seguramente ya han dinamitado.
Mientras el miedo nos paraliza y la desvergüenza nos acalla. . .
Torre del Mar 18 – julio – 2.013