Fin a la huelga de basuras

La huelga de basuras encara hoy su undécimo día, pero podría ser el último. Eso sí, a falta de que este mediodía (13.15 horas) los trabajadores de Limasa ratifiquen en asamblea el principio de acuerdo que Ayuntamiento y comité de empresa han alcanzado, sin rúbrica, esta madrugada después de ocho horas de reunión. Finalmente, este acuerdo contempla que el personal fijo librará desde la firma del pacto todos los fines de semana en lugar de hacerlo el domingo y cualquier otro día de forma rotatorio; mientras que respecto a las vacaciones, 15 días se disfrutarán en periodo veraniego y los otros 21 durante el resto del año. En el plano económico, la paga de productividad se recuperará con un importe de 867,91 euros, que tendrá la consideración de pago a cuenta de la sentencia del Juzgado de lo Social número 12 sobre el conflicto colectivo presentado por la empresa sobre la aplicación del convenio aún vigente, que es el de 2010-2012 (previo a los recortes). En el caso de que el 31 de enero de 2017 aún no hubiera resolución judicial, la paga no se abonaría, aunque en caso de resultar favorable para la plantilla se cobraría con carácter retroactivo. Además de esa cuantía, también se mantiene este año el abono de los 276 euros de la productividad que en 2015 se incluyeron en la extra de septiembre. Igualmente, también se establece que un empleado de baja cobrará lo mismo que estando operativo, incluido el plus de nocturnidad.

Al igual que la productividad, la ayuda de diciembre o cesta de Navidad (68 euros) también queda pendiente de la sentencia judicial, de forma que si el 15 de diciembre aún no la hubiese no habría cesta, pudiendo recuperarse también de forma retroactivo.

En cuanto a la recuperación de la ciudad, se mantiene la postura municipal de que los trabajadores no serán compensados con dobles turnos para no perder el dinero descontado por secundar la huelga. La idea es contratar a eventuales y ampliar la carga de trabajo de los fijos a tiempo parcial (domingueros). Según ha estimado el alcalde, Francisco de la Torre, de ser ratificado el acuerdo en la asamblea habría margen para que el turno de tarde saliera hoy con total normalidad. De este modo, la previsión es que la ciudad podría recuperar la normalidad el próximo miércoles.

 

El documento está redactado como un acuerdo de desconvocatoria de huelga tal y como pretendía el comité, pero con la previsión de completarlo para darle carácter de convenio, que es lo que defendía el Ayuntamiento. Lo que finalmente se ha quedado fuera del acuerdo son dos cuestiones planteadas ayer por la mañana por el Consistorio en su última oferta: la supresión de los puestos hereditarios y la garantía de que no habrá amenaza de huelga durante estos dos años.

Con cerca de cinco mil toneladas acumuladas en las calles y a las puertas del segundo fin de semana, ambas partes llegaron dispuestas a echar el resto y acabar de una vez por todas con el conflicto. El gobierno municipal ante la necesidad de cortar la espiral de tensión en la que ha entrado la ciudad en los últimos días y pensando también que la Semana Santa está a la vuelta de la esquina (este fin de semana hay una docena de traslados por el Centro). Los sindicatos, conscientes de que de seguir adelante con sus reivindicaciones lo harían cada vez más arrinconados con una huelga reventada por decreto con una flota de camiones de una empresa externa recorriendo todos los distritos para retirar la basura ante el ya evidente riesgo sanitario que se sumarían a los que desde el martes lo vienen haciendo por motivos de seguridad.

De la Torre al términdo de la reunión anoche sobre las tres de la madrugada.

De la Torre al términdo de la reunión anoche sobre las tres de la madrugada. / Fernando González

 

 

 

Con este as en la manga, el alcalde no solo rechazó la oferta que el comité presentó la tarde del miércoles, sino que lanzó un nuevo órdago por la mañana con una propuesta más dura que las anteriores en la que, además de reiterar que la plantilla no recuperará el dinero perdido por la huelga con dobles turnos cuando toque recuperar las calles, también ponía sobre la mesa la eliminación de las cláusulas que permiten heredar el puesto, exigía garantías de que no habría amenazas de huelga en dos años y condicionaba la mayor parte de las mejoras a la decisión del juez sobre cómo debe aplicarse el convenio 2010-2012 después de que otro juzgado diera la razón a los trabajadores al declarar que el único marco laboral vigente es el previo a los recortes (2010-2012). Los sindicatos no tardaron en calificarla de “inaceptable”. Pero conscientes de que el margen de maniobra se iba reduciendo.

La reunión empezó como todas las mantenidas en las últimas dos semanas, con mucha tensión. Como la que se respiraba a las puertas de la Casona a primera hora de la tarde cuando llegaba el alcalde por el Paseo del Parque hasta que, tras detenerse unos minutos con los trabajadores que estaban concentrados (llegaron a ser más de 200), fue despedido incluso con aplausos. No se llegó a tanto entusiasmo dentro, pero tras dedicar las dos primeras horas a los reproches habituales, las partes empezaron a acercar posturas. Cuestiones como la de los puestos hereditarios o la compensación de las horas de huelga pasaron a un segundo plano. No así con las discrepancias sobre si el pacto que ponga fin a la huelga debe ser un simple acuerdo con una vigencia determinada como defienden los sindicatos o adquirir rango de convenio para consolidar lo pactado, como pretende el gobierno local.

Lo que sí que hicieron fue empezar por lo que ya estaba más encarrilado en el preacuerdo fallido del pasado lunes, como los descansos en fin de semana, el disfrute de las vacaciones y la recuperación parcial de la paga de productividad desde este mismo año.

Visiblemente cansado, De la Torre confió en que la plantilla ratifique el acuerdo y vote a favor de desconvocar la huelga. Además de agradecer “el esfuerzo del equipo municipal” y la “comprensión de los ciudadanos”, el regidor lamentó “el sufrimiento de la ciudad en estos días” y la tensión entre vecinos y empleados de Limasa.

Manuel Belmonte, al término de la reunion.

Manuel Belmonte, al término de la reunion. / Fernando Gónzález

 

 

 

Aunque queriendo ser muy prudente, el presidente del comité de empresa, Manuel Belmonte, también considera que el acuerdo “puede convencer a los trabajadores”. Respecto a este principio de acuerdo, no ocultó que si se parte de la sentencia que les da la razón se está “algo menos satisfecho”, pero precisó que “como está recurrida y hay varias interpretaciones, a la gente le puede convencer”.