Es lo que toca, como sea, contra todos, “dejándose mirar a los ojos” para hacer tragar a la ciudadanía la píldora que corresponda., porque ahora todos los candidatos y candidatas en nombre de sus inefables formaciones políticas que saben “lo que se juegan”, el poder, mayoritario o minoritario, es igual, cada quién aspirará a lo que crea que pueda alcanzar, siempre un poco más, siempre por “asegurarse” los puestos de trabajo que, al cabo, son los escaños ¿o no?, los del titular y los de quienes acompañan al titular, porque, al cabo, se trata de “puestos de trabajo” a luchar con denuedo ¿o no?.
Incluso para dar “un golpe de timón” autodestructivo, en un ataque de nervios que devaste el proceso sin miramientos, el proceso y la norma, el reglamento y “el pase misí” en cuanto se hacen cuentas. . . y no salen.
Con la necesidad imperiosa de “ganar las elecciones” como sea, incluso “estándose muy apretaditos”, difundiendo mentiras y calumnias, acusaciones contra los otros, con la soberbia de quienes creen que el poder va llevando a quienes, por “natural providencia”, a quienes habrán de detentar el poder, contra toda indignación o desesperación mayoritarias.
Con el personal de a pie sin saber a qué atenerse, aunque sepa muy bien que las garras de la corrupción sistémica ha hecho presa, y que la necesidad de un vuelco es imprescindible, con la imperiosa obligación de abrazarnos a la esperanza y al protagonismo que nos exigiría, que nos exigirá salir a flote, por nuestra propia supervivencia.
Aunque no entendamos tanta torpeza, tan necesidad de sentirse imprescindibles, entre los “sacrificados vocacionales por el servicio público”, incluso habiendo valorado su “paso adelante”, incluso necesitándoles tanto . .. contra “la caverna”, contra el estado de cosas calamitoso que nos ha ido hundiendo más y más, hasta ¿la resignación?, . . . ¿hasta la debacle anunciada?, todo muy dentro del “ordeno y mando” que quiere y persigue la derecha.
Porque de eso se trata, de ganar las elecciones, de volver a ostentar el poder para desarrollar las políticas “adecuadas” a su ideología devastadora, frente a los SOS desesperados de una ciudadanía que, tal vez, y también debería dar “su paso adelante”, protagonizar la rebelión contra “el poder anquilosado”, el “poder viejo”, “la casta instalada”, . . . en el poder, aunque ahora ande “de los nervios”.
Y volviendo al principio de la necesidad que habría de “obligarnos”, de algún modo, “a ser quienes somos”, sin lamentarnos más de lo debido de lo que “nos ocurre”, . . . porque si no estaremos perdidos, irremisiblemente perdidos en manos de quienes solo aspiran a ganar las elecciones. . .aunque no lo digan, aunque renieguen de su intención maleva de volver a alcanzar el poder.
Madrid – febrero – 2.015