Humillación e indignidad

  • Categoría de la entrada:Opinión

Hay miles de ejemplos, desde Espartaco hasta Mohamed Bouazizi, el licenciado informático en paro que tenía que recurrir a la venta ambulante de frutas y hortalizas para ganarse la vida y cuya inmolación ante la injusticia por el trato brutal y desproporcionado de la policía que le reclamaba la autorización gubernamental exigida, ha provocado un levantamiento popular en su país, Tunez, de consecuencias imprevisibles para otros países del Magreb. De momento, el tal Ben Alí, responsable último de lo sucedido, que gobernaba su estado “manu militari”, según todos los indicios, ha tenido que huir y sus más próximos colaboradores están teniendo serios problemas. Es uno de los resultados de los más de 66 muertos identificados hasta el momento en la revuelta.

                En otro orden de cosas, aparece en televisión el aspirante a la gestión del bien común de los españoles anunciando, entre otras acciones, que cuando él llegue al poder eliminará la ley que ha permitido sacar de la humillación e indignidad a miles y miles de españoles permitiendo la posibilidad de matrimonios del mismo sexo. Me ha venido a la memoria una antigua entrevista que realizó un periodista ya desaparecido, Tola (creo que se apellidaba), ¿o fue tal vez Herrero? (no recuerdo con precisión), a un Miguel de Molina octogenario; aquel artista malagueño que tuvo que huir a Argentina porque le hicieron la vida imposible por su inclinación sexual, violencia incluida. He vivido toda mi vida acobardado por mi forma de ser…  ya está bien. Vino a decir en su respuesta, que no entrecomillo porque no recuerdo exactamente su literalidad, ya han pasado muchos años.

                ¿Por qué la obsesión de la derecha política española para con estas personas?, ¿por qué, junto con los Roucos y compañía, no dejan en paz a quienes no sienten la sexualidad como la media estadística?, ¿de nuevo se pretende relegarlos a la humillación e indignidad del chiste fácil, de la bofetada sin motivos  del machote gracioso?, ¿eso quieren, entre otras cosas, los aspirantes?

                                                                                                                                             Antonio Caparrós Vida