Bienvenidas sean las intenciones y los resortes y decisiones que hayan de tomar para que el derecho constitucional y sagrado a una vivienda digna se respete.
Claro que llegan o han llegado demasiado tarde, siempre demasiado tarde, los inútiles e insensibles que se apoltronan en sus carreras políticas, cuando ya hay demasiada gente orillada, marginada, desahuciada de por vida.
Y en cualquier caso , como si con el tema tuvieran que andar con cuidado, como si les fuera a salpicar, van medio anunciando medidas, por cierto a paso de paquidermos, o es que no lo tienen claro, para ir aliviando a los más necesitados entre los desesperados, que si uno para poder tener derecho a ciertas medidas de gracia o consideración, de negociación digna y decente de su deuda insalvable, haya de estar prácticamente en la indigencia o un poco más hundido.
Porque parece que los pobres han de demostrar su pobreza más allá de la escandalosa desesperación de verse sin ingresos, sin futuro, sin visos de mejorar su, eso mismo, indigencia más absoluta.
Y se lo toman con calma cuando hoy mismo, y mañana, y al otro día . . . caerán de quinientos en quinientos desahucios . . . cuando esos inútiles e insensibles irán viendo o no que a su pies va cayendo el pueblo, soberano le tildan ellos, en la pobreza y el abandono lisa y llanamente.
Sin que, por cierto, ellos se cuestionen ni un ardite de responsabilidad en las nefastas gestiones, por haber tomado partido por el bando desahuciador, ahora que quieren poner paños calientes, con la anuencia culposa y dolosa de miles o millones de paisanos que se palpan para ver si ellos libran y pasa la nubada de ellos, mientras sigue hundiéndose el país con demasiada gente que calla, que mira hacia otro lado, que suspira cada vez que libra. . . mientras el fango y la miasma avanzan inexorables y los paladines de la cosa pública, en absoluto descrédito en parte por culpa de ellos y más del que ostenta el poder que del que ostenta la oposición, van y deciden reunirse ¡ahora! para ver qué pueden hacer para paliar el horror, la injusticia, el absoluto desamparo, el desahucio criminal y diario de miles y miles de conciudadanos que creyeron a los chorizos que van escapando del desaguisado.
¡Inútiles e insensibles!
Torre del Mar 8 – noviembre – 2.012