No hay forma, según parece, de separarnos de una vez por todas de supersticiones anacrónicas y de olor a muerto. La España laica tendrá que seguir esperando. Tal vez el Espíritu Santo haya tenido algo que ver y santifiquen más adelante al tal Joseph Alois Ratzinger (1927) por semejante milagro. Patético.
Se manejan cifras astronómicas en relación con los gastos del Pontífice en su visita a España si bien nuestros mercaderes patrios, aplicando las leyes de la oferta y la demanda, dicen que recuperarán sus inversiones en virtud de la calidad del producto “espiritual”. Mientras tanto, más de un millón de haitianos resisten bajo sus lonas de plástico el paso del huracán “Tomas” con la espada de Damocles del cólera sobre sus vientres hinchados y el paro sigue amenazando con la indigencia a millones de españoles. ¡Qué panorama!
Antonio Caparrós Vida