L A G R A N C O A L I C I Ó N

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Que han hecho cuentas y no salen muy redondas. El bipartidismo iba viento en popa, con sus ocurrentes rifirrafes, no del todo cruentos, no del todo decisivos, repartiéndose el poder, aunque fuera en permanente desequilibrio. Con una derecha homologada y paternalista, con su ambición innegable de vocación por el poder irremisible, y una izquierda domesticada, tan desnatada que se hacía irreconocible, corriendo a sujetarse en sus modos contestatarios por no perderse su cuota de voto biempensante.

                                                            Y es que ahora resulta que se les va hundiendo el barco y el chiringo, y aunque su cuota de poder es aún muy considerable, la tendencia es a la baja, en tanto van surgiendo movimientos, agrupaciones que van logrando aglutinar votos impredecibles, rabias y desesperaciones poco controlables, radicalismos que no gustan, frente al tejemaneje sedoso y rubicundo de un bipartidismo que no hacía sangre, aunque las diferencias fueran notables, fomentando el profesionalismo en la política hasta la indecencia, habiéndose acostumbrado a una hediondez insoportable, pudiendo menearse en un estado calamitoso e inmundo de corrupción admitida, sostenida y mimetizada . . . para que no alterara el estatus quo del estado democrático. . . ¡muy a la baja!, ¡ostensiblemente a la baja!. . . dejando que la agonía se instalase y el estado de podredumbre formara cuerpo y realidad que desmintiera la debacle que se cierne sobre el país, mientras no se escandalizaban de verdad porque el juego era su juego.

                                                            Con una abstención que crece, incluso bien acogida por las dos grandes formaciones políticas. Con una implantación mínima, que apenas rondaría el 15% del censo electoral. Con otros partidos que crecen y que cuestionarán el civilismo inane de estos “paquidermos” pseudopolíticos tan atentos a “su poder”, a su pervivencia, sin haberse atrevido a bajar a la arena de “sus ideologías” disfrazadas, descafeinadas. .  .por el exclusivo afán de perpetuarse en el poder.

                                                            Amagando ahora con “la gran coalición”, que si sí, que si no, como aviso a náufragos desnortados y desesperados que aún no hayan decidido que .  . .”ya no les representan”. . o aún sí. .  .si se dejan meter el miedo en el cuerpo, aunque el desánimo ya haya cundido en el cuerpo social de una sociedad bajo mínimos de autoestima y esperanza.

                                                            Mientras lanzan el globo sonda de “la gran coalición”, tanteando el impacto y la viabilidad, con la idea de aplastar cualquier brote nuevo, cualquier aventura quimérica e ilusionante, cualquier desafío que “se atreva a plantearles una democracia que opere como tal”, incluso rayando el abismo que nos auguran los “avispados” ostentadores del poder real, narcotizante, arriba o abajo unos u otros, con suficientes cuotas de poder que los mantengan tranquilos y bien cebados.

                                                            Y así se va tanteando “un golpe de timón”, entre los mismos que gobiernan, manosean y mangonean, en y desde su puente de mando. . . que no quieren abandonar, antes juntos que apeados de su poder que ya huele a corrupta putrefacción. . . ¡lamentablemente!.

                                                            “Porque su sueño, hoy por hoy, es irrealizable. . . aunque ¡por las ganas!. . . que como dice Miguel A. Aguilar “Elecciones, mejor sin votantes”.      Torre del Mar 15 – mayo – 2.014