L A P A T R I A

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Porque también la patria es nuestro habla, nuestra lengua, nuestro idioma, ese viejo idioma que nació entre castillos, páramos, celliscas y peñascos desnudos, desolados, en Castilla La Vieja, a pie de los surcos que abrían los arados romanos, y también en las cuevas de donde nacieron los primeros monasterios, y en los caminos, las trochas y las veredas, y en los hogares pobres, apenas chozas y chozos, de enea, de adobe, . . . , en el taller del carpintero, en la herrería, en los alfoces y en las minas, en los bosques y a la intemperie de la meseta, al cuidado de rebaños, al acecho del enemigo que también . . . acechaba, de pie en las almenas, doblegados por las hambres y las razzias, los esfuerzos titánicos y las empresas de leyenda.

Ese idioma que ha ido acompañando a nuestros mayores, en sus labores y en sus fiestas, en las canciones de los juglares y en las historias de los viejos poetas, de venta en venta porque corriesen las noticias, en roman paladino, como hablaban los vecinos a sus vecinos, en nuestro idioma, el castellano, patrimonio de nuestras cuitas y saberes, de nuestras riñas y también de nuestras reconciliaciones.

Para que saliésemos a las plazas a escuchar a los pregoneros y a los sacamuelas, y a los ciegos que contaban y cantaban historias y cuentos, y también a los curas y predicadores, y también a los comuneros y a los jornaleros que clamaban justicia y trabajo, . . .

Y la patria nos embargaba de pasión y reconocimiento, con nuestra gente, desde nuestras ventanas pudiendo divisar la patria verdadera, la patria de nuestros sinsabores, sueños y afanes. La patria sin banderas, la patria sin levas de soldados que viajaran a ultramar a morir lejos de su patria, de su gente, de su casa y su huerta y su jardín, y su horizonte próximo de las montañas que quebraban el horizonte más alejado.

La patria en la lengua con la que tratábamos y tratamos de hacernos entender.

Y también ahora, y tal vez hoy más que antaño, la patria que es nuestra lengua, y la lengua, que es el idioma castellano, el habla de nuestros mayores que es el español, el castellano . . . que es nuestra patria, la patria de nuestros padres y abuelos.

Y sin embargo parece que nos echamos hoy en día para atrás, y nos dejamos embaucar por esos palabros que parecen decirlo todo y no dicen nada y son de origen . . . muy lejano, colonizados, conquistados sin haber plantado, siquiera, batalla.

Y en las escuelas también se hace antipático el castellano viejo, nuestro habla, y sus requiebros, y sus sustantivos y sus adjetivos . . . . y a menudo nos creemos que con un emoticón, un meme, o algr por el estilo . . . nos servirá ¿para comunicarnos?, y echamos unas risas y nuestro patriotismo se achica, por muchas banderas que ondeemos, . . . y lo hemos dejado aparcado para cuando tengamos ganas que igual . . . tampoco.

Y la patria chica ha dejado de encontrar mimo y acomodo entre las primeras letras escitas, las mismas que nos dejaron escritas en las cuevas de San Millán de Suso. . .

Y la patria se nos desvanece y ya no vemos a través de nuestras ventanas, apartados los visillos, soñando que el paisaje inmediato nos llama y sería tan hermoso, como para salir a gozar del aire y de la gente, de los vecinos, de las buenas gentes . . . de nuestra patria chica, ¡la verdadera!, reconocible, añosa y entrañable.

Y Rosa que formaba parte de nuestro vecindario, de todos los vecindarios donde los pobres disimulan para que no se conozca que son pobres ayer cayó y murió asfixiada, tratando de huir, tras haberse tropezado con las sábanas que ardían de pobreza, porque la habían cortado la luz, y no sabían en Gas natural, que estaba en situación de pobreza y por eso no avisaron . . . y Rosa cayó por su patria, ¿?, . . . y seguimos sin hacer nada, sin decir nada . . .y nuestra patria hace aguas. . . , ni siquiera ¿merecerá nuestro recuerdo?

Y dice la ONU: que la desigualdad de los ingresos aumentó un 11% en los países desarrollados entre 1.990 y 2.010 . . . y no decimos nada, y olvidamos que nuestra lengua, nuestro idioma sirve para amar y también para protestar, para decir ¡BASTA!. . . . . pero callamos y miramos hacia otro lado . . . y la patria se muestra vencida frente a nuestro hogar.

Y ya el 1% de los millonarios en el mundo posee el 99% de la riqueza mundial . . . y seguimos eligiéndoles para que . . .¿para qué?

 

Y como decía el poeta: "Así tomados de uno en uno, no somos nada" . . . pero aún no lo hemos interiorizado, ni siquiera sabemos amar a nuestra patria, la que divisamos desde nuestras ventanas.

 

Torre del Mar noviembre – 2.016