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Entrevisto entonces un panorama alentador, más para unos que para la mayoría.

Entretanto Pogba, un jugador de fútbol "muy fenomenal", acaba de fichar por el Manchester . . . , un equipo de fútbol muy galáctico, por arriba abajo, 120 millones de euros, una bagatela, y el mundo volverá a amanecer con las mismas rencillas, miedos y odios, a expensas de que el nuevo astro del deporte rey marque muchos goles, aunque sean de rodilla y en fuera de juego.

Todo por la felicidad impagable de sus seguidores paganos.

Antonio Banderas, actor muy bien pagado, español españolísimo, malagueño cañí, cofrade de lo suyo y de las tradiciones más rancias y rijosas, vuelve a "presentar la gala Starlite de Marbella", donde los ricos juegan a ser caritativos y pagan tras reñida subasta, 1.600 euros por un beso plasmado de un tal Santiago Segura, para beneficio de "los niños, para sus lágrimas y sus risas", y olé por el espectáculo generoso, en la meca del glamur decadente y trasnochado.

Como hacen tantos y tantos artistas que venden sus relojes de lujo, por ejemplo, made diseño de Kate Hudson y Michael Kors, para dedicar por cada uno vendido 100 euros a los niños que pasen hambre.¡Pobrecillos!.

Y así suma y sigue, por la desigualdad consagrada y bendecida por los popes de las fes redentoras . . .

Mientras en nuestro país, un tal Luis está de enhorabuena. En una furgoneta de reparte trabaja cuarenta horas semanales por 600 euros mensuales. Si quiere llegar a 1.000 habrá de completar el doble de horas. Con lo que gana su mujer de limpiadora de escaleras, oficinas y pisos . . . se consideran unos privilegiados.

Y la vida sigue igual, con ricos y pobres . . . como de costumbre, con muchos más pobres que ricos.

 

Torre del Mar agosto – 2.016