A este político, a su ideología, a su forma de hacer política, de haber afrontado la crisis, a su ideología al fin. . . ha ido a apoyar el señor Rajoy.
“Nuestro presidente considera “valiente” a quien ha privatizado a bajo precio y en medio de grandes corruptelas una gran parte de la riqueza y los recursos naturales y materiales de su país”
“La apuesta griega de Rajoy deja claro cuál es su modelo”.
Que nos han deslomado, desde las directrices superiores que eligieron, vía ideología neocapitalista, liberal, voraz e inclemente, la política de la austeridad, sin reservas, sin contemplaciones, porque deberíamos precipitarnos al abismo, hasta reventarnos de desdicha e impotencia, por el bien de los altos designios, prefijados, para que, al cabo, estuviese conformada la “perfecta desigualdad”, la dependencia absoluta, de los más hacia los menos, desde la recuperación incipiente, cacareada, raquítica, en la que obtener un empleo no es señal de evitar la pobreza rampante, la pobreza debida a la estrategia tan bien planificada, desde los malas entrañas de nuestros dirigentes, desde sus desahogados decretos para que. . . terminásemos por aprender que. . . tocaba eso, perder y perder, fe en el futuro, capacidad y poder adquisitivo en el presente.
Hasta volvernos pobres, irremisiblemente dependientes de los vaivenes airados de la nueva economía, del capitalismo más atroz e implacable, víctimas de unos recortes despiadados, sujetos a una recuperación obligada, a una descarnada supervivencia, hecha desde el heroísmo de los pobres, desde la desesperación de los devastados por las políticas . . .que ahora presumen de que “la recuperación ha llegado para quedarse”, con el cínico discurso de la victoria pírrica, con la población, a sus pies, luchando a brazo partido por su propia dignidad, por no darse por rendidos, quienes hemos estado y seguimos estando a merced de nuestros ¿gobernantes?.
Torre del Mar enero – 2.015