Porque cuando un ser humano muere, una compatriota cae víctimas de un suicidio, víctima de un desahucio de su vivienda habitual. . . todos morimos, todos somos desahuciados.
Y estamos ante “la verdad de las cosas” que devastan a nuestro país y a todos cuantos son víctimas del estado de cosas que disimulan, que niegan y sin embargo . . .van hundiendo a cientos, miles, millones. . . de compatriotas.
Aunque este suceso se olvide con facilidad y la estadística no añada más dolor a la tragedia repetida, a la tragedia indignante e intolerable, la tragedia insoportable, de la tragedia de una mujer. . . en Zaragoza, de 43 años, porque iba a ser desahuciada, tras 30 años pagando el alquiler de . . . donde la iban a echar, . . . cuando ya no pudo aguantar más.
Y el drama, la tragedia, de los desahucios continúan mientras nos dicen que más tarde que pronto . . . la población tal vez llegue a notar que la cacareada recuperación económica también beneficiará a los pobres y parias de nuestro país. ¡Amén!.
¡No descansará en paz nuestra compatriota de Zaragoza, se llamaba Esther, mientras sigamos callando!
Torre del Mar febrero – 2.015